La Lliga se le resiste

El Força Lleida alargó el maleficio que le persigue en la Lliga Catalana, que desde que la ganara en 2012, el año de su debut, nunca más ha podido llevarse el trofeo a sus vitrinas. Ayer, por octavo año consecutivo, se fue de vacío, aunque esta vez cayó en la final tras una prórroga que forzó de manera épica, al completar un parcial de 20-4 al final del cuarto periodo. En el tiempo extra fallaron las fuerzas y se acabó imponiendo la experiencia y calidad de un Girona liderado por el incombustible Albert Sàbat, declarado el MVP de la final (79-87).

El partido, disputado en Balaguer, comenzó bien para el ICG Força Lleida, con un triple de Mirza Bulic en la primera jugada, que no hacía presagiar lo que luego sucedería. Y es que el cuadro de Gustavo Aranzana adoleció de tiro exterior. Dos puntos fue el bagaje de los jugadores de perímetro en el primer cuarto y de diez al descanso, con Feliu, Chapela y Sierra inéditos. El ICG sobrevivió gracias a las individualidades, sobre todo de Bulic, ante un Girona más compacto que superado el ecuador del primer acto ya doblaba a su rival (7-14).

El equipo no amenazó desde el perímetro hasta el final, cuando aparecieron Vecvagars y Feliu

La situación empeoró en el segundo. Las pérdidas y el bajo porcentaje en el tiro hizo que el equipo de Carles Marco alcanzara los diez puntos de renta (21-31), reducidos a nueve al descanso (24-33). El Força Lleida necesitaba un reset, aplicarse más en defensa y afinar el lanzamiento, pero ninguna de esas cosas se vio sobre el parquet en el regreso de los vestuarios y el Girona campó a sus anchas, con un Sàbat magistral. Las diferencias pronto fueron creciendo hasta llegar a 17 puntos, tras un triple de Schafetenaar (30-47). Contestó rápido Sans con otro triple, el segundo del partido para los de negro, y el Lleida pareció reaccionar. Un 7-0 de parcial paró la sangría y dejó en 11 puntos la desventaja al final del tercer asalto. Las sensaciones, no obstante, no mejoraron en el último periodo, que arrancó con el Girona controlando la situación y el Lleida jugando a trompicones.