“Las ventanas de casa tiemblan cada noche”

El leridano Oriol Balsells inició en septiembre una nueva aventura deportiva en el mundo del baloncesto sin saber aún que su nuevo destino se convertiría a la vez en una experiencia vital que no olvidará. Fichó por el CB Aridane, de la isla de La Palma, atraído por su nuevo proyecto y la posibilidad de seguir formándose tras finalizar sus estudios de Educación Infantil en Lleida. “Llegué el 2 de septiembre a La Palma y dos semanas después hubo la erupción del volcán.

Estábamos comiendo con los compañeros después de un entrenamiento y me quedé blanco. La primera reacción es la de salir corriendo, pero ellos mantuvieron la calma. Ahora ya se ha convertido en algo más de la isla, en una rutina, algo que la gente de aquí no deja de maldecir cada día”, señala el jugador de 26 años, ex del Força Lleida, CB Alpicat y CB Pardinyes.

Junto al resto de este equipo de Primera Autonómica, ayuda a los afectados por la erupción. “Hay muchos voluntarios, pero también hay mucho trabajo. Nos quedamos sin pista, los pabellones se usaron para los afectados.

Descargamos camiones, repartimos ropa, estamos para lo que se nos necesite. Otros barren la ceniza que se acumula en la calle. Lo más espectacular es por la noche, pero también son los momentos de más incertidumbre.

Tiemblan las ventanas de casa, las paredes, y también se oye rugir al volcán, a veces con mucha fuerza. Cada día tenemos tres o cuatro temblores”, añade. Sin embargo, nunca ha pensado en dejar la isla.

“Estamos tranquilos dentro de la preocupación. Sí, hay gente que lo ha perdido todo, su casa, su negocio, su terreno, es lo peor”. “Vamos recuperando la normalidad, poco a poco”, asegura el jugador, que no pudo debutar hasta el pasado sábado, con victoria ante el EB Felipe Antón.

El leridano reside en Los Llanos de Aridane, localidad muy cercana al lugar de la erupción, aunque no ha sido de las más afectadas por la colada de lava. “Será una experiencia que nunca olvidaré. Lo ves en películas, pero nunca piensas que lo puedas vivir.

Lo más positivo es la generosidad y la solidaridad con las personas que se han visto más afectadas”.