SEGRE

AJEDREZ DEPORTE DISCAPACITADO

Tatiana Flores, del CE La Seu, campeona mundial

Aquejada de osteoporosis, dice que el ajedrez es su “mejor medicamento”

Tatiana, en su casa cerca de Paderborn, con un tablero de ajedrez.

Tatiana, en su casa cerca de Paderborn, con un tablero de ajedrez.

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Sufre osteoporosis y enfermedades crónicas del metabolismo, cuyos síntomas comenzaron cuando tenía 16 años, pero ahora con 23 se acaba de proclamar campeona del mundo de ajedrez para personas con discapacidad. Es Tatiana Flores Bernholz, jugadora del Club Escacs La Seu d’Urgell, que ha sido la mejor jugadora en esta cuarta edición del Mundial, organizado en Alemania y que se disputó del 5 al 13 de noviembre en formato online. De padre andorrano y madre alemana, Tatiana nació en en el Principat y se mudó a Alemania, junto a su progenitora y su hermana mayor Melanie, cuando tenía 14 años.

Dice que jugando al ajedrez se le pasan todos los dolores que en muchas ocasiones se le hacen insoportables. “Cuando me encuentro mal mi mejor medicamento es el ajedrez. Siento bienestar.

Durante esas dos o tres horas que juego estoy en paz conmigo misma y con el mundo”, asegura. Sobre su título mundial confiesta que “todavía no me lo creo. Pensar que todas las duras horas de entrenamiento, la presión que me he impuesto yo misma y la ilusión que siempre intento tener el día que juego al ajedrez, hayan dado un fruto tan bonito y especial.

Este campeonato mundial ha sido mi primer torneo de gran magnitud y estoy encantada con mis 6.5 puntos de 9. He ganado contra muchos jugadores y jugadoras fuertes y con títulos FIDE. Y lo más importante para mí es que no me llevo solo el reconocimiento, sino también una experiencia que gracias a la naturaleza híbrida (online pero viéndose losm jugadores por cámaras) del evento he podido disfrutar al máximo”, explica Tatiana a la que entrena su padre Manel Flores, presidente del Club Escacs La Seu.

Él la llama cariñosamente “mi gigante”.Actualmente, Tatiana trabaja como periodista de ajedrez, poeta y escritora de novelas, aunque siempre soñó con ser profesora universitaria de biología. “Me gustaba mucho, pero he encontrado en el ajedrez algo de ciencia también. Y me hace sentir muy fuerte”, concluye.

Tatiana, en su casa cerca de Paderborn, con un tablero de ajedrez.

Tatiana, en su casa cerca de Paderborn, con un tablero de ajedrez.

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