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FÚTBOL SEGUNDA RFEF

Multas al Lleida Esportiu por invasión de campo y por bengalas

En total, 500 euros, justo el día en que el club decidió jugar a puerta cerrada

Jugadores y afición celebran la victoria ante el Brea el pasado sábado.

Jugadores y afición celebran la victoria ante el Brea el pasado sábado.JORDI ECHEVARRIA

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El Juez Único de Competición de la RFEF, José Alberto Peláez Rodríguez, acordó ayer imponer dos multas al Lleida Esportiu, por un valor global de 500 euros, por invasión de campo y por encendido de bengalas. El Juez Único impone estas sanciones con ocasión del partido que disputaron el Lleida Esportiu y el Brea en el Camp d’Esports el pasado sábado, en el que los propietarios del club leridano decidieron unilateralmente que se jugaría a puerta cerrada y lo anunciaron tan solo cinco horas antes del inicio.

Sin embargo, en la práctica y después de que la decisión provocara la indignación de aficionados del Lleida y también del Brea que se habían desplazado sin ser avisados, sí lograron acceder al estadio seguidores de ambos equipos. La multa de mayor cuantía es la que hace referencia a invasión de público, que es de 300 euros, mientras que por el encendido de bengalas son 200 euros. En cualquier caso, el Juez Único justifica estas sanciones por “alteración del encuentro de carácter leve, concurriendo la circunstancia agravante de reincidencia”. Cabe recordar que con anterioridad, en el partido frente al Ejea, no hubo control de accesos ni seguridad y grupos de aficionados han llegado a ocupar el palco vacío de dirigentes desde hace varios partidos.

También fue suspendido ayer por un partido el delegado de campo del club leridano, Walter Litwin, “por la omisión de las obligaciones que le incumben”, entre ellas, acudir junto al árbitro al vestuario de este, facilitándole por tanto su acceso. Por ello, se le ha impuesto al club una multa de 45 euros.

Cabe recordar que el árbitro del Lleida-Brea, Roberto Jiménez Olano, puso en el acta, además del encendido de bengalas que “a nuestra llegada no encontramos ningún acceso abierto al estadio, ni personal del club local que nos indicara por donde acceder.

En una de las puertas encontramos a un grupo de aficionados locales, quienes fueron los que llamaron a los responsables del club para que nos permitieran acceder. Acto seguido, cuando estábamos entrando, dicho grupo se amontonó alrededor del lugar, teniendo que pasar entre ellos sin ningún tipo de personal de seguridad que nos acompañara”.

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