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Banquillos en desigualdad

Ninguna de las primeras plantillas femeninas leridanas de 6 de los principales deportes de equipo tiene una mujer como entrenadora || El CECELL, un caso especial con autogestión de las jugadoras

Una entrenadora del Lleida Handbol Club da instrucciones a su equipo de niños y niñas.

Una entrenadora del Lleida Handbol Club da instrucciones a su equipo de niños y niñas.

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El lento avance del deporte femenino se refleja en que solo alrededor de un 15% de los entrenadores que hay en Catalunya son mujeres, casi todas dirigiendo a equipos de base y con pocas excepciones en séniors. En Lleida, ningún banquillo de las primeras plantillas de seis de los principales deportes de equipo está ocupado por una mujer.

Por increíble que pueda parecer, ninguna de las primeras plantillas séniors femeninas leridanas de seis de los principales deportes de equipo tiene como entrenador a una mujer. Por descontado, el panorama es igual de desolador en los principales equipos masculinos. Todos los equipos femeninos leridanos referentes en sus deportes están dirigidos por hombres. El Cadí La Seu y el Elite Sport CB Lleida en baloncesto tienen a Jordi Acero y Albert Puig, respectivamente; el Vila-sana y el Alpicat en hockey a Lluís Rodero y Miquel Serret, respectivamente; el AEM de fútbol a Rubén López; el Lleida Handbol a Iban Raigal; el Inef Lleida Rugby Club a Alberto del Rosal y Javi Jorge; y el CECELL de voleibol ni siquiera cuenta con esta figura y las jugadoras han comenzado la competición autogestionándose en los entrenamientos y en los partidos.El panorama cambia un poco, e incluso es algo más esperanzador, cuando hablamos de entrenadoras en equipos de base. Sin embargo, mientras el número de mujeres deportistas sigue en aumento, se detecta una gran desigualdad de género por lo que respecta a la figura de la entrenadora, un cargo que continúa siendo un espacio de hombres.

Así lo demuestran los últimos datos recogidos en 2019 (antes de la pandemia) por el Observatori Català de l'Esport que indican que las mujeres continúan representando poco más del 15% del total de este colectivo en Catalunya. Son cifras que no invitan al optimismo si tenemos en cuenta que en 2009 el porcentaje de mujeres entrenadoras alcanzaba el 27% y que en 2013 aún se mantenía en un 26%. Desde entonces, de forma inversa al crecimiento de las fichas federativas de deportistas femeninas, el número de entrenadoras ha bajado a mínimos históricos como cuando en 2007 ya suponía el 15% como en la actualidad.

Los trabajos que representan esferas de responsabilidad, poder o superioridad moral son los que más resistencias oponen a que las mujeres accedan. Así lo cree Montse Nadal, exentrenadora, expresidenta y durante muchos años el alma mater del CECELL. "Cuando yo entrené a nuestro equipo sénior en Primera Nacional era la única mujer entrenadora de toda la categoría y eso que que era una Liga Femenina. Pensé, definitivamente algo no estamos haciendo bien", recuerda Nadal que, no obstante, reconoce que en el voleibol sí es más frecuente ver a mujeres entrenadoras. Eso sí, en la base. "Cuando vas subiendo categorías la cosa ya cambia. Todavía pesa mucho el tema familiar cuando deciden ser madres", lamenta.

Raquel Vidal probó el fútbol siendo una niña y pronto se decepcionó al ver que era un mundo muy masculinizado. Ahora es entrenadora de la base del CECELL y una de las seis jugadoras (junto a Marina Manso, Gisela Segalà, Sara Navarro, Maria Blanc y Anna Català) que dirigen el equipo sénior al no haber podido contratar entrenador, reivindica que “estamos en una tercera categoría estatal y vamos muy bien. Duele cuando se habla de fichar a un entrenador que todo el mundo piense en que tiene que ser un hombre. A veces cuesta que sintamos que estamos capacitadas y no debería ser así”, lamenta.

Eva Ribalta, atleta y presidenta de la Associació Esport Femení, que impulsa actividades para dar visibilidad a las mujeres en el deporte, habla de “cambiar la mentalidad, sobre todo en la franja que va de los 14 a 16 años, porque muchas chicas dejan de hacer deporte”. Pero atisba un rayo de esperanza. “Es un trabajo costoso conseguir que haya más entrenadoras y, en general, más mujeres en puestos de responsabilidad en el deporte, pero se llegará. Están cambiando las cosas y los clubes empiezan a trabajar el deporte femenino. Por tanto, el próximo paso será que habrá más entrenadoras. Será como una segunda revolución y tendremos referentes que romperán este techo de cristal”, augura Ribalta.

Ramon Porta, presidente del Club Patí Vila-sana, una entidad de hockey sobre patines predominantemente femenina con algún equipo mixto, se dio cuenta desde el principio de la fundación del club que las propias jugadoras del primer equipo debían llevar las riendas técnicas de los equipos hasta que un día, alguna de las que se retire, pueda dirigir al conjunto sénior que ahora entrena Lluís Rodero. “Tenemos once equipos y siete entrenadoras que llevan tiempo preparándose”, apunta Porta.

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