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BANCA ANIVERSARIO

Agonía y venta del Popular por un euro cumplen un año

La entidad, con 92 años de historia se derrumbó y cambió de manos en 2017 || El ladrillo, culpable en buena medida

Imagen de archivo de unas mujeres ante una sucursal.

Imagen de archivo de unas mujeres ante una sucursal.EFE

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La resolución del Banco Popular y su venta al Santander por un euro en junio de 2017 fue el final de un proceso de descomposición y una guerra interna en el seno de su consejo de administración, incapaz de gestionar la pérdida de confianza hacia una entidad con 92 años de historia.

En 2016 el banco llevó a cabo una ampliación de capital de 2.500 millones de euros y anunció un plan de saneamiento con el que deshacerse de 15.000 millones en activos improductivos antes de 2018, pero acosado por los bajistas su dirección fue incapaz de sobreponerse, como revelan las actas del consejo.

La desviación de la cuenta de resultados en casi 900 millones y en más de mil de provisiones, insalvables

El banco había perdido en Bolsa en 2016 casi el 66% de su capitalización, y sus acciones cotizaban por primera vez por debajo de un euro, perdida casi por completo la confianza de los inversores. En octubre de ese año, el presidente de la entidad, Ángel Ron, consiguió “in extremis” el apoyo del consejo a su gestión y a la creación de un “banco malo” -proyecto que nunca se llevó a cabo-, para sacar de su balance 6.000 millones del ladrillo. Las actas del consejo celebrado el 26 de ese mes revelan que el BCE había detectado en sus inspecciones entre octubre de 2015 y septiembre de 2016 “deficiencias relevantes en los análisis individualizados utilizados para determinar la necesidad de provisiones, particularmente en la valoración de las garantías y en la estimación de flujos de caja”. En la presentación de los resultados hasta septiembre, la dirección anunciaba un nuevo plan de negocio que, además de la separación del negocio principal y el inmobiliario, preveía la desinversión de 15.000 millones en activos improductivos hasta 2018. La desviación en la cuenta “de casi 900 millones en resultados y más de 1.000 en provisiones” fue sólo una parte de la herencia que recibió el que sería nuevo presidente, Emilio Saracho, que hasta la resolución del banco no logró el apoyo que, en su opinión, hubiera permitido la viabilidad del Popular, bien mediante su venta, otra ampliación de capital o una inyección de liquidez.

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