Secret Estilistes: «No estábamos preparados para algo así ni concienciados»

Nunca antes nos habíamos encontrado una situación así. No estábamos preparados, ni concienciados. La humanidad no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde. Jamás olvidaremos sus consecuencias. Esta es la historia de una humilde peluquería de un pueblo, que acató la normativa que nos impusieron por la necesidad de frenar un virus que nos afecta a todos. Es la vida de una persona que tenía un negocio familiar y que tuvo que cerrar sus puertas para evitar la propagación de la enfermedad , y así ayudar, como los demás, a la sociedad. Es paradójico recordar que a nuestros abuelos les pidieron que fueran a la guerra, y a nosotros simplemente nos pidieron que nos quedáramos en casa. Simple, pero triste. Necesario pero resignado. Los sillones están vacíos. El olor a tinte, a laca y a espuma se van disipando.

Un mechón de cabello recorre solitario el local empujado por una pequeña brisa de viento que se cuela por una rendija, buscando quizás a alguien con quien interactuar. El polvo se va acumulando en las estanterías en busca del tiempo perdido, como la novela de Proust. Y los días pasan anhelando el final de la búsqueda: la curación, la redención. La estancia está vacía al igual que su dueña, esperando abrir sus puertas de nuevo, dejando entrar la luz, el calor, el olor, el ruido, las gentes, la risa, la vida. Son tiempos difíciles, únicos, excepcionales, pero debemos seguir adelante, vencer las penalidades y no desfallecer.

Esta es la historia de una humilde peluquería de pueblo y de su propietaria que tenía un negocio familiar. Esta es la historia de ella, pero puede ser la historia de muchos. Ánimos a todos, venceremos al virus.