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ESNOTICIA

Guardando las distancias

El coronavirus ha transformado el paisaje en oficinas y tiendas con la colocación de mamparas, dispensadores de gel o cintas de seguridad || Las pymes exigen ayudas a fondo perdido e incentivos fiscales para poder afrontar los gastos de compra de estos elementos pese a la caída de ingresos

Cortinas de seguridad colocadas en las instalaciones de Fruits de Ponent, en Alcarràs.

Cortinas de seguridad colocadas en las instalaciones de Fruits de Ponent, en Alcarràs.MAITE MONNÉ

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El uno de enero suele ser una fecha propicia para hacer propósitos de año nuevo y prometerse a uno mismo cambiar esto o aquello de su vida. Sin embargo, pocos hubieran podido imaginar en el momento en el que sonó la duodécima campanada de la medianoche del 31 de diciembre de 2019 al primero de enero de 2020 hasta que punto iba a cambiar, ya no su vida, sino la de todo el mundo en unos pocos meses. El coronavirus está suponiendo un antes y un después en muchos aspectos, incluido el laboral. Y es que la forma de relacionarnos con los demás ha cambiado. También el modo en la que las empresas quieren que se sientan tanto sus empleados como los clientes cuando están en sus establecimientos. El sello Covid Safe está en boga y, en un futuro próximo, parece que los ciudadanos van a tener muy en cuenta las medidas de higiene y seguridad sanitarias a la hora de elegir dónde comprar, qué consumir y a dónde irse de vacaciones. Además, la “nueva normalidad” ha traído consigo mayores exigencias para las compañías, y ya no extraña ver mamparas en las cajas de los supermercados, dispensadores de gel hidroalcohólico en las tiendas o marcas en el suelo de las oficinas para marcar las distancias de seguridad. A medida que la economía se reactiva, que muchos teletrabajadores se reincorporan a sus puestos físicos, que las terrazas de los bares se llenan y que las tiendas levantan otra vez la persiana, más importante es aplicar estas prevenciones para evitar, en la medida de lo posible, rebrotes de consecuencias impredecibles. Ya lo dijo esta semana el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que el riesgo cero “no existe” y que la pandemia puede golpear de nuevo. “Es necesario que la ciudadanía continúe comportándose de manera prudente”, manifestó.

Sin embargo, no siempre es fácil para las empresas implementar las medidas de seguridad que requiere una situación como la que se está viviendo en los últimos meses. Y es que a la bajada de los ingresos, que en algunos casos se han reducido a cero, se han de sumar los costes de los equipos de protección personal y de los elementos de seguridad. Es por ello que la patronal PimeComerç ha reclamado a la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que el Estado conceda ayudas a fondo perdido al comercio al por menor y a la restauración, además de adoptar medidas fiscales que les permitan deducirse a estos empresarios el 60% de los costes derivados de la adquisición de equipos de protección personal y de material tecnológico para la venta electrónica. “El comercio de proximidad nos hemos encontrado solos a la hora de abrir nuestros establecimientos, y el Estado no nos ha ayudado después de obligarnos a cerrar durante meses”, critica el presidente de PimeComerç, Àlex Goñi, a la vez que remarca que la situación es “muy complicada”. “Si el sector afronta un verano con pocas ventas y sin ayudas económicas, puede suponer el fin de muchos comercios”, advierten desde esta sectorial de Pimec.

Cortinas de seguridad colocadas en las instalaciones de Fruits de Ponent, en Alcarràs.

Cortinas de seguridad colocadas en las instalaciones de Fruits de Ponent, en Alcarràs.MAITE MONNÉ

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