La polémica de Garzón ya es un arma arrojadiza entre partidos

La indignación de los granjeros, veterinarios y sector ganadero e industria agroalimentaria en general crece en torno al ministro de Consumo, Alberto Garzón. En una entrevista en The Guardian, aseguró que las granjas de gran medida españolas “contaminan el suelo y el agua y después exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados”. La polémica se está convirtiendo en un arma arrojadiza entre partidos.

El presidente del grupo parlamentario de Podemos en el Congreso y líder de los comunes en la Cámara Baja, Jaume Asens, dijo ayer que Garzón “habla como Gobierno y no a título personal”, al tiempo que pidió al presidente aragonés, Javier Lambán, que rectifique “de forma inmediata” tras pedir su dimisión. Pero Lambán avisó que siempre va a apoyar a sus ganaderos, y lo dijo en el Comité Federal PSOE, donde los barones no quisieron mencionar a Garzón. En este foro, el líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se limitó a decir que el PSOE “cumple” con el sector primario, al haber aprobado la Política Agraria Común (PAC) y la ley de cadena alimentaria.

Por su lado, el PP presentará una propuesta en el Parlament para que “Garzón dimita o Sánchez lo cese” y pedirá a la consellera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, que se sume a esta petición. El portavoz del PP en Lleida, Xavi Palau, censuró que las declaraciones de Garzón suponen un grave perjuicio para el sector ganadero, y desde el partido en Girona, su portavoz, Jaume Veray, acusó al ministro de “poner en riesgo miles de puestos de trabajo”.Todo ello, mientras el ministerio de Agricultura tiene previsto limitar la capacidad de las granjas de ganado vacuno a un máximo de 850 cabezas.