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Aburrirse no es malo: Aconsejan no saturar a los niños con actividades esta Navidad

Los expertos recomiendan a los padres que dediquen tiempo a jugar con sus hijos

Una juguetería

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Conciertos para bebés, talleres de barro, las últimas novedades cinematográficas, espectáculos de circo, teatro, danza... dirigidos específicamente a un público infantil. Cuando llegan las fiestas navideñas, la cartelera cultural se engrosa con todo tipo de propuestas dirigidas a un colectivo, los niños, que cada vez consume más cultura a edades más tempranas. Lo saben bien los programadores, que coincidiendo con las largas vacaciones escolares programan la mayoría de estos espectáculos. No obstante, los especialistas aconsejan a los padres «no «saturar» a los hijos en una época ya de por si «intensa en emociones» y recuerdan que los niños también tienen derecho a aburrirse.

Cuando empiezan las vacaciones de Navidad muchos padres miran como pueden ocupar la gran cantidad de horas libres que tendrán sus hijos para no tener que oír la frase temida «mama, me aburro». Son días de exceso de oferta cultural dirigida a todo tipo de públicos, pero los expertos apuestan más por la calidad que la cantidad. «La Navidad es una época de muchos estímulos —el paje real, el 'tió', los Reyes, los regalos... Son semanas de emociones intensas, por lo tanto, añadir más input es arriesgado porque sobreexcita a los niños», explica la profesora de los Estudios de Psicología y Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en emociones Mireia Cabero, que sugiere a los padres que dediquen «tiempo» a disfrutar o jugar con sus hijos.

Niños con regalos de Navidad.

«Cuando los llevamos a hacer alguna actividad les sacamos una oportunidad, que es hacer cosas juntos, como cantar, abrazarnos, hacer un rompecabezas en casa o montar los juguetes que les han traído a los Reyes, y este rato que pasan con el padre o la madre es la que los llena más», afirma Cabero. Además, añade que se trata de «buscar un equilibrio» entre las actividades de agenda y el tiempo dedicado a los hijos.

El consumo cultural puede empezar a los dos años

¿Ante del alud de propuestas culturales dirigidas a los niños estos días, sin embargo, cuál es la edad idónea para empezar a disfrutar de un espectáculo de teatro, circo o danza? Según la experta cultural y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC Alba Colombo, «cualquier momento es bueno para consumir cultura, siempre que el espectáculo sea adaptado a la edad del espectador». Normalmente, sin embargo, según los expertos, los 2 o 3 años son la edad óptima para empezar a asistir a estos espectáculos, si bien estas propuestas tienen que cumplir una serie de requisitos para captar «la atención visual y auditiva» de los niños.

«Tienen que tener una duración corta (media hora o tres cuartos de hora), tienen que ir acompañados de mucha música y los personajes que aparezcan tienen que ser grandes y de colores vistosos», explica Cabero. Lo que no es permitido en este tipo de espectáculos —continúa la psicóloga— son los elementos que «activen en exceso el sistema nervioso» del niño, como personajes muy estridentes o espantosos.

Público infantil en una exposición.

Sobre la moda de crear espectáculos dirigidos específicamente a bebés, los expertos aseguran que contribuyen a estimular al pequeño auditivamente o visualmente. No obstante, Cabero reconoce que la estimulación que perciben con este tipo de espectáculos también se puede conseguir desde casa «a un coste cero».

Relación entre consumir cultura de pequeños y hacerlo a la edad adulta

Colombo defiende que la participación en actos culturales a edades muy tempranas facilita que sigan siendo consumidores de cultura a la edad adulta. «Se despierta el interés de los niños desde bien pequeños y eso genera al público del futuro", remarca. De todos modos, según los estudios publicados sobre consumos culturales, todavía hay mucho margen de mejora. En concreto, el último estudio del Observatorio de los Públicos del Patrimonio Cultural de Catalunya concluye que el 60% de los catalanes mayores de 14 años no visitó ninguna exposición en 2015.

Por otra parte, la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España del Ministerio de Cultura de los años 2014-2015 indica que sólo un 23% fue al teatro; un 7% asistió a algún espectáculo de danza y un 7,7% fue a ver circo. Otro estudio de la Comisión Europea sobre la participación y el acceso a la cultura en los estados miembros de la Unión Europea daba algunas claves para entender por qué los adultos no son asiduos a este tipo de espectáculos. En el caso del teatro, por ejemplo, un 33% de los españoles aseguraba que no iba por falta de interés y un 31%, por el precio elevado de la entrada.

Padres y maestros, generadores de curiosidad

Las expertas reconocen que la asistencia de niños a este tipo de espectáculos depende mucho de los hábitos culturales de los padres y subrayan que el contenido de lo que van a ver no tiene que estar vinculado necesariamente al centro de interés de los niños o de los jóvenes. «Tenemos que motivar e incentivar que tengan interés y curiosidad por cosas que pensemos que son importantes, no sólo por aquello que les gusta», explica Colombo. Y aquí los padres, pero también los profesores, tienen un papel importante. «La motivación en las personas tiene relación con lo que les despierta emoción, tanto si es positiva como negativa. Se trata de generar un discurso que los emocione, que les despierte el interés,» añade Cabero.

Aburrirse no es malo

El aburrimiento forma parte de la vida de los niños y de los adultos. Durante estos días de fiesta es posible que el niño tenga esta sensación en algún momento. «Está bien que se encuentren en esta situación porque así buscan recursos y mecanismos propios para salir», explica la psicóloga Mireia Cabero, que insta a los padres a dejar que los niños experimenten por si sueles con esta sensación.

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