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“Han pasado 80 años y aún me asustan los fuegos artificiales”

Ramon Sampedro estaba a punto de cumplir nueve años cuando el Liceu Escolar se vino abajo.

Ramon Sampedro estaba a punto de cumplir nueve años cuando el Liceu Escolar se vino abajo.MAGDALENA ALTISENT

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Manuel Sampedro estaba a punto de cumplir nueve años cuando la aviación fascista italiana bombardeó el Liceu Escolar. “Oí el estallido de la primera bomba y me asomé a mirar por la ventana”. Había caído sobre el mercado de Sant Lluís, lleno a esa hora. No tuvo tiempo de reaccionar. La segunda “ya estaba sobre nuestras cabezas”. Quedó inconsciente tras caer desde un tercer piso. Lo despertó el agua de una de las tuberías que reventó. Estaba lleno de sangre y polvo, pero las heridas era superficiales. Las psicológicas, sin embargo, aún le duran. “Han pasado ochenta años y sigo siendo incapaz de ir a ver los fuegos artificiales”. Mira el cielo junto a Ramon Ortín, otro de los supervivientes, que había cumplido 11 años el día antes del bombardeo. “Era un día como hoy, que empezó con nubes y acabó con un sol agradable”. A Josep Clapés un encargo del profesor Fèlix Mor le salvó la vida. “Me mandó a buscar unos apuntes y antes de llegar a la escalera vi cómo se derrumbaba el edificio”. En su clase solo hubo cinco supervivientes. También el azar se alió com Joana Palau, que tan solo tenía cuatro años. “No fui al colegio porque no me había terminado la comida”, recuerda entre divertida y nostálgica. “Era una llepafils y una badoc, pero puede que eso me salvara la vida”. Cuando se supo que una de las bombas había alcanzado la escuela Montesori oyó unos gritos en la escalera de su casa: “la nena, la nena!” de una tía que no sabía que estaba castigada. “Solo tenia cuatro años, pero lo recuerdo perfectamente”. Como recuerda la huida de la ciudad. “Solo un paquete por persona”, les dijeron. Y a ella le pusieron unos zapatos en un fardo de tela que aún conserva “y un vestido sobre otro para tener ropa de repuesto cuando llegáramos a Terrassa”, donde sigue viviendo. El tradicional homenaje a las víctimas coincidió este año con la noticia de que la jueza había dictado prisión para ocho miembros del gobierno de la Generalitat, lo que condicionó el acto. Algún grito de “botifler” dirigido al alcalde, Àngel Ros, y tensión hasta en el protocolo. El alcalde saludó “al director de los servicios territoriales de Enseñanza, Miquel Àngel Cullerés”, alejado de la fila de autoridades, así como a la diputada de la CUP Mireia Boya, en un día “triste”.

Ramon Sampedro estaba a punto de cumplir nueve años cuando el Liceu Escolar se vino abajo.

Ramon Sampedro estaba a punto de cumplir nueve años cuando el Liceu Escolar se vino abajo.MAGDALENA ALTISENT

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