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ENTREVISTA IGUALDAD

«Los gays no deben convertirse, es la Iglesia la que debe hacerlo»

El excura polaco declaró su homosexualidad en 2015, lo que comportó su expulsión de la Iglesia. Ahora es activista LGTBIQ, vive en Barcelona con su pareja y estuvo en el Congrés de Convivència de Lleida.

«Los gays no deben convertirse, es la Iglesia la que debe hacerlo»

«Los gays no deben convertirse, es la Iglesia la que debe hacerlo»MAGDALENA ALTISENT

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¿Por qué decidió hacerse cura?

Porque sentía la llamada de Dios. Porque siempre me ha fascinado el servicio a la gente, buscar la paz, la felicidad y el sentido de la vida. Y esto lo encontré en el Cristianismo. Hoy ya no soy sacerdote, pero soy mucho más feliz, porque soy coherente. Finalmente puedo servir a la gente desde la transparencia de mi persona, solo que la Iglesia no me lo permite.

En 2015 usted decidió hacer pública su homosexualidad. ¿Por qué lo hizo?

Salí del armario como acto de denuncia y de protesta contra la homofobia y la misoginia en la Iglesia católica. La Iglesia estigmatiza a los gays como “enemigos” de la comunidad, enemigos del orden, de la tradición, etc. El evangelio defiende la igualdad, el respeto por las diferencias, pero la Iglesia no quiere reformar sus doctrinas que, desgraciadamente, son misógenas y homófobas. Las mujeres no tienen derecho de servir al ministerio como sacerdotisas y los gays también tienen esta prohibición porque se considera que no pueden adquirir una madurez afectiva y humana. Son tratados como discapacitados mentales.

¿Esperaba las consecuencias?

Sí, yo sabía que la Iglesia no respetaría mi gesto de coherencia con mis valores, identidad y dignidad. Pero si tienes miedo no puedes conquistar los derechos humanos ni el progreso de la humanidad. Tampoco puedes conseguir la felicidad ni la posibilidad de vivir en medio de las diferencias. Tenía miedo de las consecuencias, pero mi compañero Eduard fue un apoyo increíble, una medicina que me ofreció la energía para curarme de mis miedos, parálisis, prejuicios, y de todo aquello que no me permitía ser libre.

¿Qué debería hacer la Iglesia para integrar al colectivo LGTBIQ y no discriminarles?

La Iglesia debe convertirse. No son los gays y las feministas los que deben hacerlo. Debe haber un cambio de paradigma, un cambio de mentalidad, un cambio del principio del poder machista, patriarcal y misógino que impera.

No será fácil.

No, pero cada reforma necesita una revolución. No fue fácil aceptar el descubrimiento de Copérnico. Hoy estamos en un momento histórico. Las grandes religiones deben darse cuenta de la revolución sexual como un descubrimiento del valor de nuestra libertad y de la importancia del placer y de la identidad como hombre, como mujer, como trans o como lo que sea.

¿Cree que también debería abolirse el celibato?

Absolutamente. El celibato impuesto debe eliminarse, porque provoca problemas y muchas veces es origen de la violencia y de abusos que se dan en la Iglesia, no solo de pedofilia, sino también contra las mujeres. El celibato es peligroso y no tiene nada que ver con la fe y la doctrina de la iglesia. Es solo una ley humana impuesta para controlar al clero. Lo curioso es que la Iglesia mira con malos ojos a los singles, que son gente fantástica, y defiende el valor de la familia, pero al mismo tiempo impone a los curas que deben quedar sin pareja. Es una contradicción.

¿Qué opina de las declaraciones del obispo de Solsona, Xavier Novell, que dijo que el aumento de homosexuales respondía a una falta de la figura paterna?

El obispo repite lo que enseña el Vaticano, que es un reflejo del conocimiento científico del siglo pasado. Lo siento mucho, porque el obispo de Solsona tiene coraje para defender derechos humanos en otros campos, como el nacionalista. Me entristece que una persona inteligente como él no esté más preocupado de conocer la realidad de gays, lesbianas y transexuales.

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