“Sufrí bullying y me hice fuerte”

“La rabia que sentía por todo lo que había pasado durante esos años hizo que me hiciera fuerte. Y acabé haciendo bullying yo también”. Este es el testimonio de Thaïs Raluy, una mujer de 39 años que sufrió acoso escolar desde los seis hasta los catorce años, mientras era estudiante. “Tenía asumido que el problema era mío y nunca se lo expliqué a nadie”, confiesa Raluy, que añade que “cuando me cambié de colegio, me hice fuerte y decidí que nunca más pasaría por aquello. Me convertí en agresora”, reconoció. Ahora, tras aceptar ir a terapia y llevar varios años de tratamiento psicológico para superar “el trauma de las vejaciones”, Thaïs ha decidido romper con su silencio y participar como testimonio en el libro Voces silenciosas. El acoso escolar. Responsabilidad compartida, una guía para docentes, padres y jóvenes que fue presentada ayer en Lleida por dos de las autoras del mismo: Toñy Castillo, directora del aula hospitalaria del Arnau, y Carme Tello, presidenta de la Associació Catalana per la Infància Maltractada. Fueron ellas las que, al trabajar en el libro para dar respuestas ante de procesos conflictivos, quisieron “romper el tabú que existe cuando se habla sobre el acoso y el maltrato”, explicó la doctora Tello. Y es que el abuso escolar “es un tipo de maltrato infantil ejercido entre iguales que afecta a los niños a muchos niveles”, afirmó la doctora Castillo.

En términos similares se expresó la psicologa leridana Laia Marqués, que pronunció ayer una conferencia sobre las consecuencias del maltrato infantil en la salud mental y la complejidad de su detección. Marqués, que ahora investiga sobre las consecuencias psicológicas, neuronales y biológicas del maltrato infantil, explica que “es muy difícil detectarlo porque los niños no hablan sobre el tema y lo exteriorizan a través del juego, los dibujos y sus conductas”, por lo que “es muy importante que tanto profesores como psicólogos observen determinadamente los movimientos de estos”.

Detectar los casos de acoso es difícil porque los niños no exteriorizan sus miedos con palabras

Para Marqués, uno de los problemas principales del bullying es que estos maltratos “acaban traduciéndose en afectaciones cerebrales concretas y en un gran factor de riesgo para que, a la larga, las víctimas acaben desarrollando un trastorno mental cada vez más difícil de tratar tanto con fármacos como con terápias psicológicas”.

El maltrato infantil puede derivar en trastorno mental Los últimos estudios sobre maltrato infantil y psicología apuntan que el 30% de los trastornos mentales en adultos podrían derivar de episodios de abusos en la infancia o la adolescencia. Así lo explicó ayer Laia Marqués durante la primera jornada de la VI Setmana de la Psicologia de la UdL, en la que presentó un taller sobre las consecuencias del maltrato infantil. La psicóloga dijo que, aunque los primeros sintomas psicológicos de haber sufrido maltrato infantil pueden mostrarse en la adolescencia, el silencio hace que los trastornos acaben siendo diagnosticados en la edad adulta.