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TECNOLOGÍA ENCUESTA

Dos de cada 3 adolescentes de Lleida navegan más de 2 horas al día en la red

La mitad ya han sustituido al ordenador por el móvil e Instagram arrasa a Facebook

Tres amigos de Pardinyes, navegando por la red con sus móviles ante el instituto Josep Lladonosa.

Tres amigos de Pardinyes, navegando por la red con sus móviles ante el instituto Josep Lladonosa.MAGDALENA ALTISENT

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La mitad de los adolescentes de Lleida han sustituido ya el ordenador por el teléfono móvil para navegar por la red y dos terceras partes de ellos están “conectados” más de dos horas al día. Así lo reflejan los resultados de una encuesta a alumnos de ESO de más de 60 centros de toda la provincia impulsada por Pediatres de Ponent.

La cada vez más acelerada evolución de las nuevas tecnologías está a un paso de comportar que los ordenadores domésticos se conviertan en una reliquia. Y es que una encuesta impulsada por Pediatres de Ponent –que agrupa a pediatras de los CAP y hospitales de Lleida- a alumnos de ESO (de 12 a 16 años) de 63 centros educativos de la provincia revela que la mitad de ellos ya navega en la red exclusivamente o casi siempre con el móvil. Otro 35% usa los dos y solo algo más del 16% sigue prefiriendo el ordenador.

El sondeo, que hasta hace dos semanas contaba con respuestas de más de 1.700 alumnos, también constata que los adolescentes pasan muchas horas al día conectados a la red. Nada menos que un 67% dedica a ello más de 2 horas al día. Es la suma de un 12,4% que pasa más de 5 horas; un 11,6%, entre 4 y 5; un 18,3%, entre 3 y 4; y el 25,6% restante, entre dos y tres horas.

El pediatra Ramon Capdevila destaca que los padres también pasan muchas horas con el móvil

Casi todos, incluidos los de 12 y 13 años, cuentan al menos con un perfil en alguna red social, ya que solo un 2,8% no tiene ninguno, y llama la atención que solo un porcentaje minoritario utiliza Facebook, actualmente la principal red mundial, y Twitter. Según este sondeo, los adolescentes de Lleida son adeptos a Instagram y WhatsApp y, en menor medida, a Youtube, utilizados respectivamente por un 87,4%, 85,20% y 61,60% de los encuestados, mientras que Facebook se queda solo en el 18%, cuatro décimas más que Twitter.

Ramon Capdevila, pediatra del CAP de Les Borges, uno de los responsables de Pediatres de Ponent y que ejerce de “web master” de esta entidad, certifica que para los adolescentes, Facebook se ha quedado anticuado. “En la consulta ya me dicen que es lo de los abuelos”, señala gráficamente. “Nosotros utilizamos unas redes en las que ellos no están, están en otros lugares, buscan un entorno más propio, en Facebook ya están sus padres”, añade. Capdevila afirma que un aspecto que le ha sorprendido es que “nosotros conocemos unas pocas redes sociales, hay muchas que desconocemos y que ellos descubren porque no tienen miedo a experimentar”. Eso sí, precisa que “en la red hay cosas muy buenas y otras que pueden ser muy peligrosas, porque estás hablando online y no sabes quién está realmente al otro lado”. Considera que falta información sobre el uso de las redes. En este sentido, apunta que a los adolescentes “les preocupa qué harán WhatsApp o Instagram con sus datos, pero a la hora de la verdad no tienen problemas en aceptar todas sus condiciones “ para darse de alta.

También recuerda que la ley de Protección de Datos establece que para los menores de 16 años es necesario la autorización parental para darse de alta de una red y que las distintas aplicaciones también fijan una edad mínima de acceso (por ejemplo en WhatsApp es a los 13 e Instagram a los 14). Al respecto, indica que ni la limitación legal ni las de las propias empresas se cumplen, porque los que no llegan a la edad requerida hacen constar que sí la tienen. “Lo hacen porque es lo que hace todo el mundo y porque es gratis. Pero les dices que si vas a un establecimiento a comprar algo te cobran, lo que significa que aquí el producto eres tú, en Instagram te aparece publicidad de bicis de montaña porque tú eres aficionado a ellas. Y esto también es un descubrimiento para los padres”, concluye. Sobre las horas que pasan navegando, destaca que “es el reflejo de lo que hacemos nosotros. ¿Cuántas horas miramos el móvil durante el día? Todos lo cogemos constantemente: que si un whatsapp, que un correo…”.

“No hay que fiscalizarlos, pero sí saber qué hacen” Capdevila aboga por que los padres sepan qué hacen sus hijos en las redes. “Igual que les ayudamos a hacer deberes, debemos tener una cierta facilidad para acercarnos a nuestros hijos para saber qué herramientas utilizan y qué buscan, no para fiscalizarlo, sino para saber qué hace”, explica. “No se trata de ejercer de controladores, sino de hacer una función de acompañamiento. Poner un programa de control no funcionará, se lo saltará, es mejor navegar juntos y descubrir cosas juntos, comentar la jugada, o alertarles de lo que pueden encontrar si entran en un sitio determinado”, añade, y enfatiza que “no tiene sentido regalarles un teléfono de 700 euros y que puedan navegar sin ningún tipo de control”. Por otra parte, alerta de que al margen del impacto que pueda tener un uso excesivo del móvil en la salud emocional, también lo tiene a nivel físico. “Ya veremos de aquí a unos años si los chicos y chicas que lo utilizan constantemente no sufrirán artritis en el dedo pulgar, o dolor de cervicales porque están todo el día con la cabeza inclinada hacia delante mirando el móvil, o si sufrirán dermatitis en las piernas por el calor que desprende el motor del móvil o la tablet que suelen tener encima de las mismas, y la vista, por mucho que las pantallas sean cada vez mejores, no dejamos de forzarla constantemente”, explica detallando varias posibles consecuencias.

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