SEGRE

INICIATIVAS SOLIDARIDAD

El campo se tiñe de rosa contra el cáncer

Agricultores del Alt Urgell cambian el color del embalaje de las balas de forraje para recaudar fondos para investigar la enfermedad || Destinan diez céntimos por cada paca a varias fundaciones

Josep Armengol muestra las balas de color rosa, a pie de la N-260 en La Seu d’Urgell.

Josep Armengol muestra las balas de color rosa, a pie de la N-260 en La Seu d’Urgell.C. SANS

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Las balas de forraje de algunos campos agrícolas de las comarcas del Alt Urgell y de la Cerdanya han cambiado de color. Normalmente cubiertas con plástico de color verde o blanco, ahora los payeses que colaboran en una iniciativa para recaudar fondos para la investigación del cáncer de mama, las “decoran” de un vistoso plástico de color rosa, que es más caro que el que utilizan de forma habitual. Los payeses aportan cerca de diez céntimos por cada bala, que van directos a fundaciones que investigan sobre esta enfermedad. La idea, según la Cooperativa Pirenaica de La Seu d’Urgell, que comercializa las bobinas de plástico rosa, nació hace unos tres años en Nueva Zelanda y poco a poco se ha ido extendiendo hasta llegar el pasado año a la provincia de Girona y ahora ya aterrizando en estas dos comarcas, donde sus agricultores no han dudado en apoyar la causa. Fuentes de la cooperativa explicaron que en poco más de un año han vendido un centenar de bobinas rosas entre una decena de explotaciones del Alt Urgell y de la Cerdanya. En función del diámetro de cada bala, un agricultor puede llegar a empaquetar unas 30 unidades. En esta cooperativa, el payés paga 66 euros por cada bobina, dos de los cuales son la aportación a la investigación de la enfermedad. El forraje de las balas es la comida de las vacas de leche que los agricultores empaquetan para que la hierba no coja humedad.

Josep Armengol, de Cal Codina de La Seu, utiliza el color rosa para cubrir sus balas desde el año pasado. “Es la mejor forma”, explica, “para que la gente vea que los payeses también somos solidarios” y una muy buena iniciativa, continúa, “para dar visibilidad a nuestro sector y no pasar tan desapercibidos”. Al principio parece que los propietarios de los campos se sorprenden de la posibilidad de utilizar un color tan vistoso. El verde, dicen, pasa más desapercibido, pero cuando conocen la causa, muchos están de acuerdo. Armengol ha recubierto ya más de 200 balas de hierba, que están repartidas por sus campos de La Seu. La imagen de un centenar de ellas puede verse a la entrada de La Seu, a pie de la carretera N-260 delante del barrio de Sant Antoni. “Es una zona de paso de muchos vehículos e incluso hay gente que se para a fotografiarlas.

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