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© Alumnes del curs, en una terrassa de la zona comercial improvisant amb els seus instruments.
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X. SANTESMASSESEn el ecuador del 38 Curso Internacional de Música de Cervera, los 206 alumnos de la Càtedra Emili Pujol dedicaron la jornada de ayer miércoles a la que es probablemente una de sus actividades favoritas: probar instrumentos. La Universidad acogió durante todo el día la 15 edición de la Fira de Lutiers, la única de estas características que se celebra en España y la más importante del sur de Europa. Allí acudieron la mayoría de casas de prestigio de violines y violas, fabricantes de guitarras de Andalucía, así como fabricantes de arcos del sur de Francia y de Bélgica. Este año además se sumó un lutier de trompetas venido expresamente de Israel, Galileu, y el taller Rigoulat de París, especializado en oboes y en cañas para instrumentos de viento. En total, la feria contó 20 fabricantes artesanos que llenaron el pasillo central de la planta noble de la Universidad.
Por otra parte, los alumnos del curso de música llenan estos días la totalidad de las aulas de la Universidad, ya sea en sus clases individuales, o bien tocando con grupos de cámara o con las orquestas del curso en la antigua biblioteca universitaria. De hecho, una de las claves del éxito del curso de Cervera, es que además de las clases individuales, los alumnos compaginan su aprendizaje pudiendo tocar en las diversas formaciones músicales.
La música llena estos días toda Cervera y medio centenar de casas acogen a los estudiantes del curso y la totalidad de las aulas de la Universidad, del Conservatorio y del Auditorio presentan ensayos de forma permanente. Incluso en las horas de descanso es fácil encontrarse formaciones espontáneas que se reúnen en las terrazas de los bares de la plaza Universidad amenizando el descanso con improvisaciones.
La “estrella” de la Fira de Lutiers de ayer miércoles fue violonchelo de 1694 de Giovanni Grancino, de la escuela de Verona. Se trata de una pieza única propiedad del violoncelista rumano Laurentiu Sbarcea, que lo hizo sonar in situ interpretando la tercera suite de Bach. Por la noche, en el paraninfo, su actuación estaba previsto que abriera el concierto del festival de música, también con obras de Bach. Según la directora del Festival Estefania Balcells, “se trata de un violoncelo algo más pequeño de lo habitual que destaca por su calidad y su sonoridad que lo hacen único”. Esta considerado como el Stradivarius de los violoncelos.