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POLÉMICA TRABAJADORAS SEXUALES

Trabajo busca cómo anular el sindicato de prostitutas

La ministra Magdalena Valerio.

La ministra Magdalena Valerio.EFE

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El Gobierno afirmó ayer que no ve “difícil” anular el nuevo sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS), cuya constitución aprobó el ministerio del Trabajo, y busca la fórmula mientras que sus promotoras pidieron la dimisión “en bloque” del Ejecutivo, que no les permitirá sindicarse. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la ministra portavoz, Isabel Celaá, subrayó que el Gobierno “no acepta de ninguna de las maneras que haya un sindicato de trabajadoras del sexo”. “La Abogacía del Estado se ha puesto ya a estudiar cómo arreglar esta cuestión. Hay varias vías, una de ellas parece la más rápida, y a esa iremos”, aseveró la ministra, que detalló que la vía rápida será “la nulidad de pleno derecho para revocar” el sindicato. Preguntada por la intención del Ejecutivo de promover la abolición de la prostitución, Celaá recordó que “efectivamente se trata de una actividad no regulada en España”, pero matizó que el Gobierno no trató el asunto en su reunión. El 4 de agosto, el BOE publicó la constitución del OTRAS después de que la dirección general de Trabajo comprobase que reunía los requisitos legales.

Por su parte, la secretaria general de OTRAS, Concha Borrell, dijo ayer en una multitudinaria comparecencia que el Gobierno de Pedro Sánchez debería “dimitir en bloque” por rechazar a su sindicato y “por no entender que es un trabajo”. Borrell defendió que la prostitución “no es ilegal: bien que se reparten licencias para abrir clubes de alterne”, por lo que le parece “increíble” la postura del Gobierno. “Es posible que algunas personas con una posición acomodada en el Gobierno enmascaren que demandar derechos es una atrocidad. Para nosotras, sin embargo, es de plena justicia”, dijo, después de recibir numerosas muestras de apoyo de diferentes grupos políticos.

En cuanto a Pedro Sánchez, este aseguró que mantiene “toda” su confianza en la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, a pesar de que esta reconociera que le habían “metido un gol”.

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