Albert Solé: «Sacaré a la luz casos de pederastia en la Iglesia que son bombas»

¿Por qué cree que se ha silenciado durante años el problema de los abusos sexuales en la Iglesia?

El nivel de silencio es proporcional al poder que tiene la Iglesia. Estamos en un país que es constitucionalmente aconfesional y laico, aunque en la práctica la Iglesia católica tiene más de un 30% de centros educativos en sus manos, una parte importante de su financiación viene directamente de los impuestos y, lo que es peor, tienen un sistema judicial propio. Lo que ha pasado hasta ahora es que los miles de casos que iban aflorando todos han quedado tapados, pero, además de la mala praxis de la Iglesia, tenemos un problema social. Y es que no hemos sido suficientemente críticos y hemos mirado a otro lado cuando sabíamos que aquí se escondía un monstruo.

Estamos hablando de un encubrimiento sistemático, en el que se sigue el mismo modus operandi.

Sí. Parece que todos, desde el último monje hasta el prelado del otro extremo de la geografía española han leído el mismo manual sobre encubrimiento. Saben perfectamente que la ley de prescripción de delitos hasta ahora tenía unos plazos muy cortos y todo lo que hacían era preservar el buen nombre de la institución, ocultar el caso y esperar unos años para que el delito prescribiera. Para conseguir esto intimidaban al testimonio, mentían y apartaban el presunto abusador para que pasara desapercibido, aunque este seguía estando en contacto con menores. Y, cuando tienen claro que uno de sus clérigos es un abusador porque han recibido suficientes denuncias, lo que hacen en lugar de llevarlo ante la Justicia es mandarlo a un retiro espiritual o jubilarlo en una residencia de nuestra ciudad. Como no pueden ser imputados, siguen haciendo su vida. Por esto, se debe cambiar la ley pero, sobre todo, tiene que haber un movimiento social para que la ciudadanía cambie de mentalidad. Hay que conseguir que el miedo cambie de bando, que no sean las víctimas las que viven atemorizadas, sino los delincuentes.

¿Cómo ha conseguido poner ante la cámara a testimonios que han vivido estas situaciones de extrema dureza?

Ha sido un trabajo arduo, con muchas horas de dedicación para ganarme su confianza. Los psicólogos lo llaman revictimizar porque, además de la carga que llevan a sus espaldas, explicarlo otra vez y compartirlo con el mundo supone revivir el trauma. Por eso hay que tener en cuenta que las víctimas que dan la cara llevan a cabo actos de una valentía absoluta.

Pero 'Examen de conciencia' también permite al espectadores conocer la versión del abusador, un hecho insólito.

Sí, me parecía muy necesario tener toda la variedad de opiniones porque caeríamos en una simplificación si solo lo viéramos como un problema de buenos y malos o enfermos y víctimas. La situación es mucho más compleja y revela que, si esta gente ha sido capaz de llevar a cabo estos abusos, es porque hay un entorno de impunidad que les ha permitido llegar a este punto. Tenemos que darnos cuenta de que todos tenemos una gota de responsabilidad por haber mirado a otro lado. Porque todos habíamos oído decir a nuestros amigos que iban a escuelas religiosas que había un padre al que se le iba la mano. Tenemos que mirarnos en el espejo y ver que tenemos un cáncer que se llama abusos a menores en la Iglesia y que todos lo hemos dejado crecer con el paso del tiempo.

¿El objetivo del documental era crear precedente para que todas las víctimas se atrevan a salir a la luz?

Sí, y es justo lo que está pasando ahora. Cada día recibo en privado nuevos casos que me confirman que se siguió el mismo modus operandi desde hace años. La idea era demostrar que es un problema sistémico, que afecta a mucha gente, así como crear una especie de bola de nieve que no pare de rodar nunca y que acabe sacando a la luz todo el problema. Estoy completamente convencido de que no hay un solo pueblo ni barrio de la geografía española que no esté manchado por alguno de estos casos. Me están llegando muchos nuevos casos y tengo la tentación de quedarme algunos para documentarlos porque son tan bestias…Los próximos días saldrán algunos más en la prensa, pero me reservo aún las bombas atómicas contra la Iglesia que sacaré a la luz tarde o temprano. El cuándo depende de que me vuelva a encontrar con fuerzas de seguir trabajando en estos temas tan delicados.