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SALUD ADICCIONES

Plan contra la ludopatía

El hospital Santa Maria prevé atender a cerca de 250 leridanos al año en la nueva Unidad de Juego Patológico y Otras Conductas Adictivas || Los expertos alertan de que el exceso de uso de las tecnologías y el incremento de la publicidad de apuestas han agravado el problema

Un usuario jugando en una máquina tragaperras en un bar de Lleida.

Un usuario jugando en una máquina tragaperras en un bar de Lleida.AMADO FORROLLA

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El hospital Santa Maria prevé atender a cerca de 250 leridanos al año con adicción al juego. Lo hará en su nueva Unidad de Juego Patológico y Otras Conductas Adictivas, que desde que entró en servicio el pasado mes de octubre ha ofrecido alrededor de veinticinco primeras visitas a pacientes mayores de 17 años. Según la psicóloga de la unidad, Neus Aymamí, se trata sobre todo de adicciones a juegos de apuestas, como son las máquinas tragaperras, las apuestas deportivas o la ruleta virtual y “solo cerca de un diez por ciento de las consultas se centran en compras compulsivas y adicciones a las nuevas tecnologías”. En cuanto al perfil del jugador patológico, la mayoría son hombres de entre 35 y 45 años que tuvieron un primer contacto con las apuestas en la juventud, aunque en el caso del juego online suelen ser personas más jóvenes con una mayor formación académica. “Muchos de los ludópatas empiezan a jugar antes de la edad legal, un problema que ahora se ha agravado con el uso de los móviles y el incremento de la publicidad de casas de apuestas”, asegura esta psicóloga, mientras destaca que “debemos replantearnos el sobreuso que le estamos dando a las tecnologías, puesto que es un mal modelo a seguir para los adolescentes, que piensan que hay que vivir conectados a la red”. Y es que, “los menores son especialmente vulnerables a la publicidad y al marketing, puesto que creen que las apuestas forman parte de la experiencia social y pueden derivar con el paso de los años en una adicción”. Los juegos o el uso de las tecnologías se convierte en un problema “cuando dejan de ser un pasatiempo para pasan a ser una necesidad que interfiere en la vida personal”, explica Aymamí. Para resolver este problema, “es básico que el paciente esté motivado y dispuesto a aprender mecanismos de autocontrol que le ayuden a sobrellevar la abstinencia del juego”. Asimismo, Aymamí apuntó que la nueva unidad del Santa Maria ha reducido la edad de atención a partir de los 17 años porque “estos jóvenes están a medio camino entre los Centros de Salut Mental Infantil y Juvenil, por lo que queríamos darles continuidad en el tratamiento”. Por su parte, el Col·legi de Metges de Catalunya alertó recientemente del incremento de las adicciones a juegos de apuestas en línea, sobre todo entre menores, por lo que exigió una regulación urgente de la publicidad y del márqueting de apuestas, similar a la del alcohol y el tabaco.

¿Cómo podemos detectar que un pasatiempo se ha convertido en una adicción?

La unidad leridana atiende a pacientes a partir de 17 años, a medio camino entre los centros infantiles y juveniles

Cuando deja de ser una actividad lúdica para convertirse en una necesidad que empieza a interferir en la vida personal, laboral y social del jugador patológico. El entorno más cercano advierte que cada vez son más habituales las discusiones por el hecho de que el juego se ha convertido en la prioridad de la persona. Cabe destacar que la fácil disponibilidad de determinados juegos es uno de los factores que favorece la conducta patológica, como en el caso de las máquinas tragaperras, que se encuentran en la mayoría de bares, o los juegos online, que están al alcance en cualquier momento con los teléfonos móviles.

¿Qué impacto tiene la publicidad de apuestas en el incremento de conductas patológicas?

Está demostrado que la publicidad está estrechamente relacionada con el incremento de problemas de juego patológico, especialmente en colectivos vulnerables como los menores, que ven a famosos jugando y creen que las apuestas forman parte de la experiencia social. También es importante el exceso que les estamos dando a las tecnologías, que hace que los menores crezcan con la idea de que hay que vivir continuamente conectados a la red.

Un usuario jugando en una máquina tragaperras en un bar de Lleida.

Un usuario jugando en una máquina tragaperras en un bar de Lleida.AMADO FORROLLA

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