Una joven leridana explica su convivencia con otros extranjeros en El Salvador

El cierre de fronteras por la crisis del coronavirus ha dejado a muchos leridanos a la espera de poder regresar a sus casas. Algunos viven el confinamiento en el extranjero con preocupación, pero otros han hecho de la experiencia una oportunidad. Es el caso de la leridana Marina Paul, que el pasado 18 de febrero viajó a El Salvador para iniciar un viaje de cinco meses por Centro América. Según explica a este diario, El Salvador “fue el primer país de América Latina en implantar medidas estrictas respecto a la cuarentena” y el alojamiento en el que se encuentra “nos ha permitido quedar confinados y seguros hasta que la situación se calme y podamos abandonar el país”. Según Paul, le han reducido el precio del alojamiento y organiza diferentes tareas con las otras siete personas con las que convive. “Me gustaría compartir nuestra experencia como un ejemplo de buena convivencia”, señaló, a la vez que destacó la seguridad que les ha proporcionado el país durante la cuarentena. Entretanto, la leridana Alba Soldevila, de Linyola, permanece “retenida” en un apartamento junto a su pareja en Perú, ya que no pueden salir para nada. Según explican, han empezado a regresar las personas “más vulnerables” y teme que su regreso tardará.