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'Fake news': la otra epidemia

Las noticias falsas y las pseudociencias experimentan un aumento alarmante desde el inicio de la crisis sanitaria || Científicos y médicos tienen que emplearse a fondo para combatir los bulos

'Fake news': la otra epidemia

'Fake news': la otra epidemiaUOC

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La incertidumbre, el miedo y la preocupación se han convertido en la tormenta perfecta para la difusión de noticias falsas. Un fenómeno al alza que ha visto una oportunidad de propagación en el actual contexto de crisis sanitaria, social y económica a causa de la Covid-19. La exposición a las fake news e intoxicaciones de las pseudociencias a raíz del coronavirus ha sido escandalosa, aunque los expertos consideran que también ha supuesto una oportunidad para visibilizar a los científicos y médicos, que han dado un paso adelante para desmentir bulos y aportar información de calidad.

Al respecto, Alexandre López-Borrull, profesor de Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UCO), señala que desde el inicio de la crisis sanitaria las fake news se han convertido en un hecho global, afectando especialmente a la información científica cuando se habla del virus, sus curas, su origen o las medidas de confinamiento y desconfinamiento. En el ámbito científico, destaca el falso anuncio que había hecho el doctor Woo-suk Hwang conforme había realizado un estudio sobre la clonación de células madre y también la rectificación de repositorios científicos porque la metodología no era la correcta, como la que relacionaba el virus del Sida con el SARS-CoV-2.

Principal vía de transmisión de ‘fake news’, y han puesto en marcha distintas vías para combatirlas

La difusión se hace en las grandes plataformas y redes sociales, como Google, YouTube, Whatsapp, Facebook o Twitter, ya que a través de sus canales la desinformación campa a sus anchas, señala el profesor de la UOC. Más en un momento en que las redes sociales son una de las principales fuentes de información. Sabedoras de este hecho, las plataformas han puesto en marcha distintas vías para combatir este fenómeno. Por ejemplo, Twitter ha borrado afirmaciones no contrastadas sobre la validez de algunos medicamentos y YouTube también ha eliminado vídeos con curas exóticas de la enfermedad. Una información falsa que puede tener graves consecuencias para la salud, como intoxicaciones por mal uso de productos de limpieza o daños a la imagen o económicos. La pseudociencia también ha jugado un papel polémico con la afirmación del horticultor de Balaguer Josep Pàmies de que el clorito de sodio puede combatir el coronavirus (ahora en manos de la Fiscalía).

Para López-Borrull, un debate interesante es si el Estado debe monitorizar los bulos sin que ello implique el seguimiento de determinados perfiles por sus críticas al Gobierno. “Las fakes news no deben ser una oportunidad para recortar libertades y derechos”, advierte. Una de las herramientas para combatir la desinformación está en manos de la ciudadanía. “Debemos poner en cuarentena lo que recibimos, contar hasta 10 y pensar si es necesario reenviarlo a alguien”, recomienda.

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