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Alcaldes del llano de Lleida, contrariados si la fase 2 no llega el lunes pero se resignan por seguridad

Piden prudencia y respeto para aumentar las medidas de seguridad con el fin de frenar contagios y evitar rebrotes || Temen por bares, restaurantes y otros servicios que no podrán retomar su actividad

Francesc Molins entregando comida para llevar a una pareja de la capital de la Noguera.

Francesc Molins entregando comida para llevar a una pareja de la capital de la Noguera.MAGDALENA ALTISENT

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Alcaldes de capitales de las comarcas del llano se mostraron ayer contrariados ante la posibilidad de que la región sanitaria de Lleida no pase el lunes a la fase dos de la desescalada del estado de alarma, aunque se resignaron a permanecer algo más de tiempo en la fase uno si es necesario por motivos de seguridad.

El alcalde de Cervera, Ramon Augé, manifestó que respetará la decisión que adopte la Generalitat, aunque señaló que quedarse en la fase 1 sería “un grave inconveniente para el pequeño comercio y la restauración, muy tocados por la crisis que ha generado por la pandemia”.

Asumen que la medida radica en la necesidad de garantizar la salud pero temen por los negocios

El alcalde, Marc Solsona, destacó que mantenerse en la fase 1 no supondrá a priori ningún cambio sustancial, ya “no hay mucha diferencia a nivel de actividad” para las poblaciones de menos de 10.000 habitantes. Sin embargo, recalcó que no pasar a la fase dos significa que es necesaria prudencia porque “algo está pasando”, dijo. Apuntó que “el virus sigue estando presente y no podemos bajar la guardia, debe primar la seguridad”.

La alcaldesa de Tàrrega, Alba Pijuan, pidió “mucha prudencia” y dijo que “si no podemos pasar a la fase dos, esperaremos, porque el virus aún está entre nosotros”. Reclamó “responsabilidad individual para evitar que haya un rebrote” con medidas como mantener las distancias, llevar mascarilla y lavarse las manos, frente a “un cierto relajamiento desde la entrada en la fase 1”. El alcalde de Les Borges Blanques, Enric Mir, indicó que es una contrariedad no pasar a la fase 2 porque supone trabas al ritmo de desescalada y perjudica al territorio. No obstante, indicó que si es para garantizar la salud “tendremos que conformarnos”. Según el alcalde de Torrefarrera, Jordi Latorre, quedarse en la fase uno es una traba a recuperar la normalidad y afecta a servicios y sectores que no podrán reemprender la actividad. Sin embargo, añadió que “si hay rebrotes, no se puede avanzar”. “La relajación puede empeorar el control de la pandemia, con el perjuicio de la salud social y económica que esto supone”.

“Nos hacía ilusión abrir pero hay que vigilar: esto aún no se ha acabado” Francesc Molins, del restaurante Cal Xirricló de Balaguer, aseguró que permanecer en la fase 1 es como recibir un jarro de agua fría. “Estábamos esperanzados e ilusionados por volver a abrir el restaurante el lunes. Nos resignamos a esperar una semana más”. Sin embargo, apuntó la necesidad de ser consciente de la gravedad de la pandemia. “Tenemos que salir y consumir, pero sobretodo, debemos tener memoria y evitar contagios, que esto no se ha acabado aún”, dijo.

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