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RELIGIÓN PANDEMIA

Agramunt se queda sin sus monjas

Las Misioneras de la Inmaculada Concepción dejan el pueblo tras 140 años debido al coronavirus || Fueron impulsoras del colegio Mare de Déu del Socós, del que seguirán teniendo la titularidad

María Paz de Lama y Justina Moreno, en el patio del colegio.

María Paz de Lama y Justina Moreno, en el patio del colegio.SEGRE

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Agramunt dejará en breve de contar tras 140 año con su comunidad de monjas más arraigada. La congregación de las Misioneras de la Inmaculada Concepción, presente en la población de sde 1880, abandona el pueblo debido al coronavirus. “Ha sido una decisión propia. Somos mayores y estamos en un colegio. No queremos que los niños corran ningún riesgo”, explica la madre Justina Moreno que, con 80 años, es la menor de las cinco religiosas que quedaban en este último periodo.

La congregación, de la mano la hermana Montserrat Pons, que era de Agramunt, creó hace 140 años el colegio Mare de Déu del Socós, que cuenta con unos 210 alumnos y del que seguirá teniendo la titularidad. Por el centro han pasado varias generaciones de vecinos de la población. A mediados del siglo XX llegaron a ser una veintena de religiosas pero en los últimos años no han superado la decena. Una de ellas se marchó hace unos días y otras dos religiosas, de 91 y 95 años, lo harán hoy sábado a una comunidad de Barcelona. Justina Moreno y María Paz de Lama se quedarán hasta que empiece el curso para ayudar a los docentes. Precisamente en los últimos años se han encargado de colaborar en la gestión del centro. Era, por ejemplo, muy habitual verlas en la portería del colegio, donde también tienen su residencia. La hermana Moreno comenta que “ahora tendrán todo el espacio que necesitan debido al coronavirus. Además, tampoco podemos ejercer otras funciones ya que, por prevención, tenemos restringido visitar a mayores para acompañarles o darles la comunión. Nuestro cometido aquí ha acabado. Cuando se lo comunicamos al arzobispo se enfadó, pero creemos que es lo mejor para el colegio”. Precisamente, el arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives, se despidió de ellas el 17 de agosto y elogió su “obra educativa cristiana”.

A mediados del siglo XX llegaron a ser una veintena de religiosas pero ahora eran solo cinco

La creación de la escuela permitió en sus inicios alfabetizar a la población atendiendo a los colectivos más desfavorecidos y velando por una educación que fomentó valores como la justicia y la paz. Esta es la línea que ha seguido el equipo directivo del centro, que afirma que “dejan una profunda huella en la pueblo. Han sido un punto de apoyo muy importante para la comunidad educativa ejerciendo tareas diversas y compartiendo su cercanía y calidez hasta su despedida”. En Agramunt queda una comunidad de las Hermanas de Cristo Rey, que atienden la parroquia.

“Nos duele en el alma irnos por todo el cariño que recibimos a diario” Emocionadas y contentas por la labor que han hecho en el pueblo. Así se sienten las hermanas Justina Moreno y María Paz de Lama. “Lo que más dos duele en el alma es irnos por todo el cariño que recibimos a diario”, afirman. Moreno llegó hace nueve años a Agramunt y asegura que “me impresionó cuando llegué al pueblo. Salía a la calle y decían: ‘una monja nova’ y venían los niños y se te abrazaban. Y pensaba: esto es fruto de todo el cariño que han dejado las hermanas que han pasado por aquí”. Moreno ha sido destinada a Madrid mientras que María Paz de Lama todavía está pendiente de saber dónde irá.

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