Sin prisas por la cesta de Navidad

La incertidumbre que este año acompaña las fiestas navideñas ha provocado que la mayoría de leridanos dejen para el último momento las compras para las tradiciones comidas. Así lo constatan distintos establecimientos comerciales consultados por este diario, que aseguran que la falta de previsiones claras en cuanto al toque de queda y la prohibición de encuentros familiares de más de diez personas se ha traducido en una reducción de los encargos de alimentos. “El año pasado para estas fechas ya teníamos muchos encargos de clientes previsores que se adelantaban a la subida de precios de la época navideña”, explica Montse Dolcet, de Peixateries Ledesma del barrio de la Bordeta, mientras asegura que “la gente tiene muchas dudas en cuanto a cómo celebrarán las fiestas en casa, así que de momento hacen pocos encargos y de cantidades más pequeñas”. El rape, el besugo y la lubina son por ahora los productos más demandanos, aunque “la mayoría de clientes prefieren esperar a última hora para comprar el marisco”, explican desde la sección de pescadería de Plusfresc Templers. Igual de pesimista es por ahora el balance de ventas en las carnicerías, que esperan que las demandas aumenten después del puente de la Purísima. Òscar Villanueva, de Carns Villanueva, asegura que “estamos viviendo una situación muy incierta y los clientes todavía no saben si estas fiestas se reunirán con la familia o harán pequeñas comidas. El año pasado teníamos encargos de carne para asar para 15 o 20 personas, pero con las limitaciones de reunión es inviable”. En esta misma línea, desde la carnicería Maria Begué apuntan que “hasta ahora hemos recibido, sobre todo, encargos de canelones, aunque el número de comensales para el que se compra es menor. Esperemos que la cosa mejore de aquí a unos días”.

Las PCR y las restricciones de movilidad frenan las escapadas Otra de las costumbres que también ha truncado la pandemia es la de viajar durante la época navideña, ya sea por placer o para reencontrarse con la familia. Las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias y, sobre todo, la obligatoriedad de hacerse una prueba PCR 72 horas antes de viajar (y otra al regreso), (unos 300 euros), está provocando que muchas personas hayan decidido dejar las maletas guardadas en el armario. Así lo confirmaron ayer varias agencias de viaje leridanas consultadas por este diario, que aseguraron que esta campaña navideña está siendo “desastrosa”. “Todo está muy parado. Si bien es cierto que se nota que la gente tiene ganas de salir de casa, tener que pagar dos PCR por cada viajero está haciendo que muchos se tiren atrás”, explicó Ramon Gotsens, gerente de la agencia Ilertravel de Mollerussa, que tras 18 años a pie de calle, ha tenido que cerrar su local debido a la crisis sanitaria y atiende a sus clientes de manera virtual. Por su parte, María Jesús Flix, de Carrefour Viajes, coincidió en que, efectivamente, el sector está muy tocado y da la campaña por perdida. En este sentido, afirmó que los pocos viajes que están cerrando son los de residentes en España que viajan a sus países para celebrar la Navidad.