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SOLIDARIDAD BALANCE

La pandemia cronifica el hambre

Càritas de las tres diócesis de Lleida incrementaron el año pasado un 25% la inversión en ayudas económicas a personas vulnerables || Alertan de que la crisis ha acentuado la brecha social

Un momento de la presentación de la memoria de 2020 de las Càritas de Lleida, Solsona y Urgell, ayer en la plaza Sant Josep de Lleida.

Un momento de la presentación de la memoria de 2020 de las Càritas de Lleida, Solsona y Urgell, ayer en la plaza Sant Josep de Lleida.ORIOL BOSCH/ACN

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Càritas sigue constatando que la pobreza se ha cronificado y que la situación de las familias sin recursos se ha agravado, una realidad que las entidades diocesanas de Lleida, Urgell y Solsona vienen corroborando desde hace años y que ahora la crisis del coronavirus ha puesto contra las cuerdas. Aunque el año pasado ayudaron a 6.832 personas de manera directa −en 2019 fueron 9.076−, la entidad solidaria destacó ayer que las necesidades de sus usuarios se han acentuado.

Así, entre los meses de enero y diciembre del 2020 tuvieron que destinar un total de 666.193 euros en ayudas económicas para dar respuesta a las necesidades básicas de 4.000 hogares de las comarcas leridanas, lo que supone un incremento del 25% respecto a los 500.000 euros que destinaron el año anterior en este tipo de recursos. Según explicó durante la presentación del balance de actividad anual María José Rosell, secretaria general de Càritas Lleida, “hemos observado que las necesidades se agudiza y que la brecha social se está haciendo cada vez más amplia.

Sabemos que el futuro es incierto para todos, pero sobre todo para aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y que tienen que enfrentarse a una realidad en la que el acceso al trabajo cada vez es más difícil y la precariedad de los contratos es cada vez más elevada”. En este contexto, las tres entidades solidarias también han llevado a cabo 20.000 servicios para cubrir las necesidades básicas de alimentación.

Además de aumentar la “intensidad” de las ayudas −calculan que, de media, se destinaron 193 euros por persona, un 30% más respecto al 2019−, se llevaron a cabo más de 7.000 llamadas de seguimiento a usuarios y voluntarios que pasaron el estricto confinamiento en soledad. En este sentido, Rosell explicó que “hemos puesto el foco de atención en las personas mayores, que han vivido la pandemia con especial dificultad”.

Por su parte, el director de Càritas, Rafel Allepuz, hizo una valoración positiva de la labor en inserción laboral pues, según explicó, pudieron crear hasta 80 puestos de trabajo, un 16% más que el año anterior. A pesar de verse en la obligación de aplicar ERTE, la entidad cubrió prácticamente la totalidad del salario de sus empleados y empleadas.

Aun así, Allepuz animó a “no bajar la guardia ante un contexto que está agudizando la brecha entre pobres y ricos”. .

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