Cerco a los desprendimientos

El barranco de Erill ha sido seleccionado como espacio de estudio en el proyecto europeo Phusicos para reducir el riesgo de desprendimientos durante crecidas o lluvias intensas que pueden afectar Erill la Vall, núcleo agregado de la Vall de Boí.

Se trata de un proyecto “ambicioso” de investigación que pretende corregir los problemas de erosión del terreno y de corrientes de arrastre que pueden llegar en forma de raudales a este pueblo, tal y como se documentó en el siglo XX. La intervención, financiada por la Unión Europea con 357.000 euros en el marco del programa Horizonte2020, comenzará este mismo año y culminará en abril de 2023.

La alcaldesa de La Vall de Boí, Sònia Bruguera, destacó ayer, durante el acto de presentación, la importancia de esta iniciativa “para intentar reducir el riesgo de desprendimientos” en la naturaleza y en el pueblo de Erill, situado a muy pocos metros del barranco.

También se prevé divulgar los conocimientos que se extraigan de este estudio entre los vecinos y técnicos locales para potenciar soluciones sostenibles en combinación con medidas de corrección hidrológica o “técnicas duras”, constituidas básicamente con hormigón. .

El proyecto de Erill ha sido seleccionado junto con otros tres (dos de Francia y uno de Aragón) al tratarse de una pequeña cuenca poco intervenida por el ser humano y con mucha información y documentación técnica previa, gracias a estudios llevados a cabo desde el año 2007. Los expertos han considerado esta zona como un laboratorio al aire libre para poder monitorizar determinados comportamientos del terreno, antes, durante y después de la intervención y aplicación de estas técnicas “verdes”, con una combinación de vegetación para limitar la erosión y construcciones de madera local para minimizar la energía de los arroyos.