La calefacción más eficiente según la OCU

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha participado en un estudio europeo, junto a países como Italia, Polonia o República Checa, para determinar qué calefacción es más eficiente y asequible para los consumidores en un futuro próximo. Los resultados concluyen que el sistema más rentable en el periodo 2025-2040 será la bomba de calor eléctrica.

La bomba de calor tiene mejores prestaciones que las mixtas hidrógeno/electricidad, las calderas de hidrógeno o los sistemas colectivos, a pesar de que millones de consumidores en Europa siguen usando gas para calentar sus casas, aumentando la contaminación y estando en manos de una energía cuya volatilidad en los precios causa estragos en las familias. 

El estudio concluye que las bombas de calor eléctricas son la opción más económica para que los consumidores descarbonicen su calefacción: resultan un 30% más baratas que la solución híbrida hidrógen/electricidad y casi un 60% más económicas que la caldera de hidrógeno. 

El calor eléctrico reduce los costes de calefacción de los consumidores hasta un 25% en comparación con la calefacción convencional, usando las electricidad en las horas de menor coste. Además, las bombas de calor cuentan con las ventaja de que pueden refrigerar en verano

No obstante, es necesario poner en marcha programas ambiciosos de renovación de viviendas, que supongan un desembolso inicial pero que a la larga repercuta tanto en la calidad de vida como en los bolsillos de los consumidores, con tarifas de red y facturas energéticas más bajas.

A la vista de los resultados del estudio la OCU pide que se tenga en cuenta el beneficio de los consumidores a la hora de diseñar las redes energéticas del futuro más cercano a postando por la bomba de calor en lugar del hidrógeno, dando apoyo financiero a los consumidores, con subvenciones que podrían llegar al 100% de la inversión inicial, garantizando un buen asesoramiento y mano de obra cualificada, velando para que haya tarifas justas y se incentive la eficiencia y no obligando a que las calderas admitan hidrógeno porque es posible que el hidrógeno nunca llegue a ser una realidad para los consumidores y que esta funcionalidad les resulte inútil.