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El frío extremo aumenta el riesgo de sufrir un ataque al corazón

Una jornada de bajas temperaturas en Lleida.

Una jornada de bajas temperaturas en Lleida.AMADO FORROLLA

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Si hace días salía a la luz que más del 4 % de la mortalidad estival en las ciudades europeas es atribuible al calor, según un estudio realizado por el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal) con datos de 93 ciutats europees, hoy se revela que también el otro extremo, el frío intenso, es perjudicial para la salud. Así, las bajas temperaturas son las responsables del aumento del número de muertes y, sobretodo, de las causadas por problemas cardiovasculares, que constituyen el principal motivo de muerte en todo el mundo.

Un estudio reciente ha llegado a la conclusión de que, en los días de frío extremo, el riesgo de muerte en las personas con insuficiencia cardíaca aumenta hasta un 37% en comparación con los días de temperatura óptima, es decir, los días en que se registran los mínimos de mortalidad en cada sitio en particular. El trabajo también explica que por cada mil muertes por causas cardiovasculares, los días de frío extremo se produce una media de 9,1 decesos “adicionales”. Una cifra que es mayor en España, donde llega a 11,3. En el caso del calor, en tanto, esas muertes “adicionales” son 2,2 a nivel global y 4 en nuestro país.

La investigación analizó datos de más de 32 millones de muertes por causas cardiovasculares, ocurridas en 567 ciudades de 27 países en los cinco continentes entre 1979 y 2019. Es decir, se trata de un estudio global y de largo plazo, lo cual ha permitido obtener datos significativos.

Estos hallazgos “subrayan la necesidad urgente de desarrollar medidas que ayuden a nuestra sociedad a mitigar el impacto del cambio climático en las enfermedades cardiovasculares”, ha señalado Haitham Khraishah, experto de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, y uno de los coautores del estudio. Los resultados permiten afirmar que, en términos generales, una de cada cien muertes cardiovasculares están relacionadas con los días de temperaturas extremas. Y los efectos de estos días son más pronunciados en el caso de las personas con insuficiencia cardíaca, una enfermedad que afecta la capacidad del corazón de bombear la sangre y hacer funcionar al organismo.

Khraishah indicó que no está clara la razón por la cual estos pacientes sufren más las consecuencias del frío y el calor muy pronunciados, pero arriesga que “podría deberse a la naturaleza progresiva de la insuficiencia cardíaca como enfermedad”.  Y añadió que “una de cada cuatro personas con insuficiencia cardíaca es readmitida en el hospital dentro de los 30 días posteriores al alta, y solo el 20% de los pacientes con insuficiencia cardíaca sobreviven diez años después del diagnóstico”.

Stephen N. Davis, otro coautor del trabajo (que involucró a casi medio centener de científicos de diversos países) y también docente de la Universidad de Maryland, aseguró que “este documento histórico es un llamado a considerar el cambio climático como un problema creciente de salud pública y destaca la necesidad de investigarlo como una posible causa de disparidades en la salud”.

Adaptarse al cambio climático

La población española lleva décadas adaptándose de forma progresiva a temperaturas cada vez más extremas, tanto de frío como de calor. La aclimatación al frío de hecho comenzó antes, hacia finales de la década de 1980, mientras que para el calor el punto de partida se establece en el año 2009, según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, publicado en la revista Environmental Health. El trabajo apunta que desde 1989, la mortalidad debida al frío se redujo casi tres veces. La disminución del riesgo de mortalidad atribuible al calor fue mucho menor. 

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