Los pequeños mundos de Víctor Polo

La imaginación es una facultad que se alimenta a base de trabajarla. Víctor Polo forma parte de la compañía Xip Xap de Lleida y sus conexiones neuronales del hemisferio izquierdo están bien conectadas entre sí: es de los que a la hora de ir a dormir pospone el momento de cerrar los ojos porque ha tenido una ocurrencia y no puede evitar arañar horas de sueño y dejar escapar aquella foto que se le acaba de ocurrir.

Hay diferentes marcas y tamaños, pero las más populares son las Preiser de escala H-0. “Vienen en cajas temáticas –un juego de campesinos, uno de bomberos, uno de escaladores, uno de pescadores, uno de músicos, etc. – y desde que me compré unos cuantos, que siempre llevo un par o tres encima, nunca se sabe cuándo puede salir una idea”. Durante una temporada Víctor se dedicaba a imaginar formas en las sombras, y entonces agudizaba la búsqueda de cualquier representación que pudiera intuirse y que no fuera, eso sería hacer trampa, el mismo que la producía. Ahora lleva encima sus Preiser y cuando se le ocurre alguna escena, la monta y hace una foto.

Si en aquella exposición de Barcelona descubrió a un artista, a través de las redes ha encontrado un mundo, una red de auténticos fanáticos de estos muñequitos que crean mundos de todo tipo e, incluso, concursos. Él mismo ha ganado el de la mejor foto de la semana un par a veces en Indonesia, donde hay mucha afición. Empezó el julio pasado y ya tiene una pequeña legión de fans que esperan sus montajes, que cuelga con constancia cada dos o tres días.