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La prisión de Lleida recomendó permisos al violador porque superó con éxito tratamientos

La junta de tratamiento del Centre Penitenciari Ponent concluyó que su evolución era favorable por mostrar reconocimiento del delito y empatía con la víctima y así lo avalaron los tribunales

La prisión de Lleida recomendó permisos al violador porque superó con éxito tratamientos

La prisión de Lleida recomendó permisos al violador porque superó con éxito tratamientos

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El Departamento de Justicia recomendó conceder permisos a Tomás Pardo, el violador acusado de atacar a una mujer el sábado, al concluir que estaba "preparado" para ello, dado que había superado con éxito el tratamiento de rehabilitación de agresores sexuales y no había dado problemas en sus salidas previas.

Según han informado fuentes cercanas al caso, la junta de tratamiento de la prisión de Lleida, donde cumplía condena Pardo, informó al juez de vigilancia penitenciaria de que el recluso estaba preparado para empezar a salir, después que el equipo de profesionales que lo trató concluyera que su evolución era favorable, por mostrar reconocimiento del delito y empatía con la víctima.

Además, Justicia tuvo en cuenta que el violador, a quien hoy una juez de Rubí (Barcelona) ha enviado a la cárcel por una presunta agresión sexual cuando estaba de permiso, no dio problemas en las salidas puntuales de máximo 48 horas que había iniciado en 2014 y en los talleres de reinserción en que trabajaba.

El permiso del pasado fin de semana, cuando Tomás Pardo raptó y violó presuntamente a una mujer en Castellbilbal (Barcelona), era el tercero de tres días que disfrutaba el violador, que en 2005 fue condenado a 26 años de prisión.

El violador superó el programa de tratamiento específico para condenados por delitos sexuales al que fue sometido en prisión, una formación que consiste en sesiones en grupo -de entre 10 y 15 personas- con un terapeuta, que también realiza un seguimiento personalizado del interno.

Los responsables del programa para delincuentes sexuales concluyeron que el interno se hallaba rehabilitado, dado que reconocía el delito cometido, asumía sus responsabilidades en el mismo y mostraba síntomas de empatía hacia la víctima.

Tras ese tratamiento de rehabilitación, que tiene una duración de seis meses, el recluso fue evaluado mediante un protocolo estándar internacional -conocido como RISCANVI en el sistema penitenciario catalán-, en el que se descartó el riesgo de reincidencia.

Desde el año 2014, Instituciones Penitenciarias concedió al recluso permisos para salidas puntuales de menos de 48 horas -un tipo de licencia que no requiere la supervisión judicial-, al principio acompañado de profesionales de prisiones y, posteriormente, en solitario.

En el marco de esas salidas, el violador llegó a trabajar como voluntario en un programa social organizado por la Cruz Roja, y también en el interior de la prisión participó en varios proyectos sociales, en los que fue evaluado de forma positiva, sostienen las mismas fuentes.

Asimismo, el violador estaba trabajando hasta ahora en el centro de producción de la empresa vinícola Raïmat, en el marco de uno de los talleres para presos organizados por el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), y tras su jornada de trabajo acudía a dormir a la cárcel Ponent de Lleida.

Ante esa situación, los equipos técnicos de la cárcel emitieron unos informes que recomendaban que el preso pudiera disfrutar de permisos penitenciarios, decisión que después fue avalada por los tribunales.

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