Frenado el derribo de Magisteri al hallar uralita dentro del edificio

La demolición del edificio de Magisteri, cuyos trabajos empezaron el pasado 22 de septiembre y que la Generalitat preveía que durasen dos meses, se retrasará porque los operarios se han encontrado con que las tuberías de desagüe y otros elementos como chimeneas son de fibrocemento (uralita), un material que contiene amianto, mineral que puede ser cancerígeno si está troceado o deteriorado. Así lo revelaron los resultados de las calas que se realizaron en el edificio, según explicaron ayer a este diario fuentes del Govern, que subrayaron que son hallazgos bastante habituales en edificaciones antiguas.

Ello ha obligado a frenar los trabajos de derribo, ya que para continuarlos es necesario que el departamento de Trabajo apruebe el plan de actuación elaborado por la constructora responsable de la demolición (Construccions Deco) en el cual detalla cómo se llevará a cabo la manipulación de estos materiales para garantizar la seguridad laboral y de salud de los trabajadores. Se trata de un mero trámite protocolario pero obligatorio por ley, aseguraron las mismas gubernamentales. La constructora lo presentó el pasado 4 de octubre y la conselleria tiene un plazo de 45 días para aprobarlo, es decir, hasta el 21 de noviembre.

Mientras las máquinas y grúas no pueden acceder dentro del inmueble, los operarios realizan otras tareas manuales, como el desmontaje de mobiliario o de instalaciones que no impliquen ningún riesgo.

El edificio de Magisteri, ubicado entre las calles Bonaire, Sant Martí y Camp de Mart, llevaba 23 años clausurado tras detectar vigas aluminosas a raíz de las obras de adecuación de una biblioteca. Su demolición costará 252.102 euros y generará 8.100 toneladas de escombros. Tras el derribo, el solar de 5.200 m

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se adecuará para acoger unas 200 plazas de aparcamiento de pago, que darán servicio sobre todo a las noches de ocio de la Zona Alta.