'Salvarle, lo mejor como urbano'

“El súmmum de un policía es salvar una vida. Profesionalmente, no puede pasarme nada mejor”. Así de emocionado se expresa Luis Abad, un agente de la Guardia Urbana de Lleida al que un ciudadano le debe la vida. Y se la debe porque el pasado 7 de abril, este ciudadano, de 60 años, cayó inconsciente en la calle Doctor Combelles al sufrir un ataque al corazón, y Luis le practicó maniobras de reanimación hasta que “resucitó”. Eran las 8.40 horas, delante del colegio Episcopal, y este urbano estaba haciendo un servicio de paisano. “No sé por qué pasé por allí y encontré a un hombre en el suelo con gente alrededor. Llegué, dije que era policía y me abrieron paso”, explica. Una mujer ya había prestado los primeros auxilios a este ciudadano y el agente, tras avisar a los diferentes servicios de emergencias, comenzó las tareas de reanimación. El hombre no tenía pulso. “No sé cuánto tiempo pasó, se me hizo eterno. En ese momento llegaron los refuerzos. Recuerdo que una pareja de Mossos d’Esquadra me dio apoyo”, señala. Luis ha hecho un escrito para agradecer este apoyo de la Policía catalana.

Una vez reanimado y estabilizado, el hombre fue trasladado en ambulancia al Arnau de Vilanova. Días después, ambos volvieron a encontrarse, de nuevo, por casualidad. “Fui al hospital por un asunto familiar y cuando estaba en la sala de esperar se me acercó una mujer y me abrazó. Era la mujer del hombre al que había atendido en la calle”, explica. “Estaba muy emocionado y lo único que quería era poder abrazarle. Antes de que le dieran el alta, fui a visitarle. Me abrazó y me desmoroné de la emoción”, afirma el agente.

El agente y el ciudadano mantienen el contacto y la familia ha hecho un escrito de agradecimiento

Un gesto heroico que la familia del ciudadano ha agradecido personal y profesionalmente al urbano, que mantiene un vínculo especial con este hombre. “Ese día a las 8.40 horas no le conocía de nada y diez minutos después pasó a ser una preocupación más en mi vida. Para mí, ya es como de mi familia”, señala Luis. Aún emocionado y “en una nube”, este agente de 37 años reivindica la necesidad de que se reciba formación básica sobre primeros auxilios en las escuelas. “Merece la pena perder unas horas si puedes salvar una vida”, afirma.