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Un lujo en un barrio a medio recuperar

El Roser está en el corazón de un Centro Histórico con múltiples problemáticas sociales || El parador, la recuperación del barrio judío medieval y del Mercat del Pla, posibles revulsivos

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ParadorMAGDALENA ALTISENT

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Los turistas que acudan al parador del Roser se encontrarán con un edificio de interés histórico y acondicionado de forma excepcional como hotel de lujo, pero con un entorno en el que todavía queda mucho por hacer. El Roser está en el corazón del Centro Histórico, en medio de la calle Cavallers, en una área degradada y con múltiples problemáticas sociales, como han denunciado los vecinos en reiteradas ocasiones.

Sin ir más lejos, a escasos metros hay temporeros de la campaña de la fruta durmiendo a la intemperie, prostitución callejera y en pisos –que persiste aunque ha ido a menos respecto a hace unos años– okupaciones ilegales y numerosas personas con problemas sociales y de adicciones, lo que genera incivismo, como la acumulación de basura en determinados puntos, el consumo de alcohol en la calle o discusiones y algunas peleas.

El estreno coincide con la recta final de la campaña de la fruta, con temporeros durmiendo en plena calle

Es la realidad de un barrio que poco a poco se está intentando cambiar con el esfuerzo de las administraciones, especialmente la Paeria, de iniciativas privadas y de los vecinos. 

La intención es que el propio parador sirva como revulsivo atrayendo nuevos negocios a la zona, junto con otras iniciativas de calado. Una de ellas es la recuperación, a escasos metros del Roser, de una zona con un gran potencial turístico, como es la del antiguo “Call” medieval. Otra iniciativa clave es el proyecto del Mercat del Pla, que debe reabrirse en los próximos meses con una nueva orientación hacia la gastronomía y la alimentación, tras fracasar el modelo de outlet de ropa.

Hay avances innegables, sobre todo ligados a la reapertura de bares en la zona del Pla y otros comercios en Cavallers, y la celebración de actividades (como las Festes de Tardor) en la plaza del Dipòsit. Pero todavía persisten problemas urbanísticos, con muchas casas antiguas deterioradas y tapiadas y locales y solares vacíos.

Entidades vecinales como la plataforma del Pla de l’Aigua reclaman una labor de calle mucho más intensa y acabar con la concentración de servicios de atención social.

HISTORIA

Un edificio barroco del siglo XVII, escenario de la Guerra de Sucesión

El convento de Predicadores Dominicos del Roser, antiguamente conocido como convento de Sant Domènec, data de finales del siglo XVII y es de estilo barroco, protegido como Bien Cultural de Interés Local. En su historia destaca el papel que tuvo el 12 de octubre de 1707, durante el asedio de Lleida en la Guerra de Sucesión, cuando fue incendiado por las tropas de Felipe V con numerosos civiles refugiados dentro. Por ello, el Roser es uno de los lugares de memoria histórica que se conmemoran en el Onze de Setembre.

Tras la desamortización de los bienes eclesiásticos en el siglo XIX pasó a tener usos educativos y culturales y acogió el instituto de Bachillerato, una biblioteca y archivo, las facultades de Letras y Derecho, el museo Morera y la escuela municipal de Bellas Artes, hasta que se decidió transformarlo en parador. Quedó en desuso en 2008, aunque las obras tardaron más de un año en iniciarse. Ahora, solo una placa en el vestíbulo sobre los hechos de 1707 recuerda su historia. Desde que se anunció que sería un parador, diversos colectivos, en especial la CUP, han mostrado su frontal rechazo, al entender que no es de recibo instalar allí un hotel de lujo y que debía seguir teniendo usos públicos. No obstante, seguirá acogiendo ofrendas florales en la Diada.

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