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La escuela más inclusiva

Los centros de Lleida escolarizaron el curso pasado a 234 alumnos con necesidades especiales en Infantil, 1.234 en Primaria y 613 en ESO y Enseñanza quiere potenciar esta vía || Colegios, institutos y directores dicen que solo podrán cumplirlo con más recursos humanos y materiales

Una alumna con discapacidad visual, utilizando una pantalla adaptada en clase.

Una alumna con discapacidad visual, utilizando una pantalla adaptada en clase.OCE

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Directoras de colegios de Infantil y Primaria explicaron que Enseñanza les explicó el proyecto de educación inclusiva en una reciente reunión, aunque sin detalles ni calendario concreto de aplicación. Destacaron el esfuerzo que supone atender a este tipo de alumnos a jornada completa y en la modalidad denominada escolarización compartida, en la que dos días a la semana van a la escuela ordinaria y tres a una especial. “Hacemos lo máximo que podemos, pero los recursos son limitados. Estos niños necesitan una atención individualizada, pero no podemos dejar de atender al resto de la clase”, señaló la responsable de una escuela. Añadió que disponen de personal de apoyo y acompañamiento para estos alumnos, pero incidió en que también necesitan material adaptado a su discapacidad o trastorno, el currículum educativo o programarles actividades alternativas. “Eso cuesta mucho trabajo y se ha de hacer bien”, subrayó.

Otra indicó que “la escuela ya es muy inclusiva y, si quieren hacerla más, de acuerdo, pero con más recursos, porque el objetivo ha de ser que todos los alumnos estén bien atendidos”, opinión en la que coincidieron otros responsables de centros educativos, tanto de Primaria como de Secundaria. “Si es así, puede funcionar”, remarcó otra directora. La presidenta en Lleida de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Catalunya (Fapac), Elisa Solé, dijo que “la intención es muy buena”, pero apuntó la necesidad de que los padres con hijos con necesidades especiales sean asesorados para decidir en qué centro escolarizarlos. Se preguntó si hay suficientes especialistas para atenderlos y si todos los colegios están adaptados para ello.

“Está muy integrado y contento, quizás faltan horas de velador” Oriol Ruiz, alumno de cuarto de ESO del instituto de Tremp, es un ejemplo de la escuela inclusiva. Va en silla de ruedas porque padece distrofia muscular, pero ello no es una barrera para su actividad escolar, ni tampoco para la deportiva, ya que ostenta varios títulos de España de eslalon en silla de ruedas eléctrica. “Está muy integrado y contento”, explica Toni, su padre, que precisa que “quizás el mayor problema es la falta de horas de velador”. Los veladores ayudan a alumnos con minusvalías, y Oriol solo dispone de una hora al día. Además, en Tremp es díficil encontrar a monitores para una hora, con la consiguiente poca retribución. Toni dice que los compañeros ayudan a su hijo y que los profesores adaptan los exámenes, haciéndolos más cortos o dándole más tiempo, porque la enfermedad también limita la fuerza de los brazos. Y en las excursiones, la opción es contratar un autocar adaptado o bien un taxi para él.

Una alumna con discapacidad visual, utilizando una pantalla adaptada en clase.

Una alumna con discapacidad visual, utilizando una pantalla adaptada en clase.OCE

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