SEGRE

HISTORIA FRANQUISMO

Trabajos forzados en Gardeny

Lluís Carré, militante de ERC de Vinaixa voluntario en la guerra, fue uno de los presos que construyó los edificios militares || Su nieto, partidario de visibilizar en el actual parque científico y tecnológico la historia más oscura del ‘turó’, propuesta que se tumbó en el pleno del viernes

Lluís Carré –el soldado que sostiene un perrito– durante la Guerra Civil.

Lluís Carré –el soldado que sostiene un perrito– durante la Guerra Civil.ARCHIIVO SERRACANT CARRÉ

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Lluís Carré Bonet, de Vinaixa, tenía 22 años cuando estalló la Guerra Civil. “Era de Esquerra Republicana y se alistó voluntario para luchar contra el fascismo”, explica su nieto, Jordi Serracant. “Me hablaba mucho de la guerra cuando era pequeño, pero solo anécdotas”. Con los años, supo que su abuelo participó en la batalla de Belchite. Del frente de Aragón pasó al del Segre, donde fue apresado en combate a finales de 1938. Carré explicó a su familia que, en un primer momento, los franquistas iban a fusilarlo, pero finalmente optaron por lo que su nieto califica de “farsa judicial”. Un consejo de guerra en el que fue condenado a 12 años de cárcel por “auxilio a la rebelión”. Acabó encerrado en la Seu Vella, reconvertida en campo de concentración. “Era un lugar terrible”. El poeta Josep Palau i Fabre, que también estuvo preso en la antigua catedral, aseguraba que el frío calaba los huesos y que chinches y piojos campaban a sus anchas. Además, cada madrugada les despertaban los tiros del pelotón de fusilamiento. No es de extrañar que cuando a Carré se le ofreció la posibilidad de conmutar pena a cambio de trabajos forzados ni lo dudara. Fue así como llegó al Campo de Prisioneros de Gardeny, que dependía de las Colonias Penitenciarias Militarizadas. “Trabajaban muy duro”, asegura su nieto. No tuvo el primer permiso hasta finales de 1942. Un año después, a finales de 1943, quedó libre, “pero marcado por haber ido voluntario a la guerra”. Su mujer, Maria Bernat, también de Vinaixa, tuvo que cruzar la frontera en la inmediata postguerra. “Eran perdedores, pero lo peor es que se sentían perdedores”. A finales de los 50 se instalaron en el barrio de Sants, en Barcelona. “Cuando se creó la Seat mi abuela le propuso que fuera a buscar trabajo, pero él no lo hizo porque temía que le pidieran papeles y volviera a quedar marcado al saberse que había estado preso”. Serracant dice que la historia de su familia “es solo una de tantas”, por lo que se muestra partidario de que en Gardeny se recuerde este pasado oscuro como homenaje a los prisioneros que levantaron el actual parque científico y tecnológico. Trabajaron en labores de desescombro y allanaron el terreno a pico y pala para que se construyeran los edificios militares que se inaugurarían el 5 de junio de 1945, siete meses después de que se cerrara el campo de prisioneros. La moción de la Crida para señalizar este pasado de Gardeny fue rechazada en el pleno del viernes, pero el alcalde dijo que colocarán una placa para explicar cómo se construyeron los cuarteles.

Lluís Carré –el soldado que sostiene un perrito– durante la Guerra Civil.

Lluís Carré –el soldado que sostiene un perrito– durante la Guerra Civil.ARCHIIVO SERRACANT CARRÉ

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