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© Imatge d'escombraries separades a la depuradora aquesta setmana.
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© Imatge d'escombraries separades a la depuradora aquesta setmana.
MAGDALENA ALTISENTPlásticos, colillas, toallitas, tampones, preservativos… Muchos son los objetos que se tiran de forma habitual por el retrete, ya sea conscientemente o sin pensarlo, pero a estos restos pueden provocar auténticos problemas tanto en los sistemas de alcantarillado como en la depuradora, dado que no se descomponen en contacto con el agua del mismo modo que lo hace la celulosa del papel higiénico. Por este motivo, se producen acumulaciones de fibras y tejidos en las cañerías.
“El año pasado recogimos 247 toneladas de basura que se habían quedado en los filtros de la depuradora, una media de 676 kilos al día”, explica Joan Casanovas, de Aigües de Lleida. Estas 247 toneladas de 2017 son algo menos que en 2016, cuando hubo 255.
“En líneas generales cada año se recogen más o menos el mismo número de toneladas de basura, pero hace cinco años se llegaron a acumular 308 toneladas, lo que supuso un sobrecoste de 75.000 euros al tener que transportarlas a un vertedero industrial con un vehículo adaptado”, recuerda el técnico de Aigües Lleida.
Asimismo, Casanovas destaca que lo más perjudicial para el sistema de limpieza de aguas no son los líquidos como el aceite o los productos químicos. “Los líquidos que se mezclan con el agua los separamos con un sistema de bombas y con el uso de varios productos. Lo más complicado son las toallitas húmedas, que forman una argamasa muy difícil de limpiar y que nos hacen perder mucho tiempo”, explica.
Después de las toallitas, los preservativos y los tampones son los productos que más acaban yendo a la depuradora en lugar de a un contenedor. Estos residuos deben tirarse a la basura, ya que no son biodegradables, generan un gran problema en el proceso de depuración del agua y causan averías en la maquinaria, además de grandes costes. “Estos elementos no solo hacen retrasar el trabajo de la depuradora, sino que pueden taponar cañerías de bloques de pisos y parte de los sistemas de alcantarillado de la ciudad, por lo que pueden llegar a ser un problema serio”, advierte (ver desglose).
Para frenar este tipo de vertidos en la depuradora y los sistemas de alcantarillado solo hay una solución. “Concienciar a la gente, es lo único que podemos hacer y sabemos que es lo más difícil. Por eso desde Aigües de Lleida hacemos varias campañas sobre ello”, concluye Casanovas.
“En seis meses se ha atascado dos veces la tubería de desagüe de la escalera de un bloque por culpa de la basura atascada en el alcantarillado”, explicó ayer el presidente vecinal de los Bloques La Pau, Josep Maria Torres. El pasado jueves comunicaron a Aigües de Lleida el problema y constataron que los residuos del alcantarillado entran hacia las tuberías y las atascan. “El mismo día nos lo solucionaron y nos dijeron que vendrían cada 3 o 4 meses para controlarlo”, señaló.