Un final del Ramadán más que masivo

Cerca de 5.000 musulmanes se concentraron ayer en los Camps Elisis para celebrar el fin del Ramadán, mes sagrado, durante el que han tenido que abstenerse de comer, beber, fumar y tener relaciones sexuales hasta la puesta del sol.

Los musulmanes rezan en el Palau de Vidre después que la Paeria cerrase la mezquita de la calle del Nord. Sin embargo, ayer se trasladaron en la marquesina de los Camps Elisis, conocida como Pavelló Blau, por seguridad, ya que estaba prevista una participación masiva al coincidir el rezo en viernes, día sagrado, por lo que se temía una aglomeración en las dos únicas puertas del Palau.

La comunidad estaba convocada a primera hora de la mañana. Personas con chalecos reflectantes indicaban a los hombres y niños cómo colocarse debajo del Pavelló Blau, que quedó abarrotado, por lo que los que llegaron los últimos tuvieron que ponerse en uno de los lados. El portavoz de la comunidad musulmana de Lleida, Abdellatif Láatabi, manifestó que ayer era la primera gran fiesta para todos, ya que “fue en este mes cuando comenzó la revelación divina del Corán, a través del ángel Gabriel al profeta Mahoma, quien lo transmitió al resto de la humanidad”.

También explicó que tienen en mente abrir un centro “para enseñar a los leridanos aquello que les curiosea sobre la cultura del Islam”, ya que se han dado cuenta de que mucha gente se preguntó en estos días por qué celebraban el Ramadán.

Señaló que ahora que ha pasado este mes sagrado pedirán reunirse con la Paeria para encontrar un local para una mezquita. Todas las opciones que han presentado hasta el momento han quedado descartadas por incumplir la normativa.

En 1997 abrió el primer templo de la comunidad en un local de la calle Pau Claris. Al quedar pequeño, en 2001 se trasladaron a un antiguo parking de la calle Nord. Este templo provocó numerosas quejas vecinales y en 2010, tras varias multas, el ayuntamiento clausuró la mezquita por exceso de aforo.

Las mujeres y niñas rezan en un espacio aislado Como es habitual, las mujeres y niñas rezaron en un espacio separado del resto de feligreses. Se las ubicó al final del Pavelló Blau, en una zona rodeada por unas cortinas, donde apenas se las veía y solo había un hueco para entrar y salir. Otros años, en el Palau de Vidre, también se las ubicaba al final separadas con una mampara que impedía cualquier contacto. De hecho, la presencia de mujeres en el rezo de los viernes no es habitual, sin embargo, en el rezo del final del Ramadán tiene un espacio para ellas.