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VIVIENDA MERCADO INMOBILIARIO

Reconvierten altillos de uso comercial en viviendas al no poder alquilarlos o venderlos

Es una práctica habitual en grandes ciudades que está llegando paulatinamente a Lleida || Su precio suele ser un 40% más barato que una piso convencional, pero se necesita una cédula de habitabilidad

Los altillos en venta o alquiler proliferan por toda la ciudad.

Los altillos en venta o alquiler proliferan por toda la ciudad.ÒSCAR MIRÓN

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El alquiler o venta de altillos comerciales como viviendas es una alternativa que se empezó a poner en práctica en las grandes ciudades hace algunos años y que ahora está llegando a Lleida. El hecho de que cada vez es más difícil alquilar locales y altillos como oficinas o comercios ha acelerado esta práctica y las agencias inmobiliarias lo ven como una posibilidad de arrendar o vender viviendas más baratas y más pequeñas que las convencionales. Además, mantener un altillo sin actividad comporta unos gastos fijos (IBI, luz, gas, agua) que el propietario deba asumir aunque el espacio esté en desuso.

“Es una buena manera para dar salida a un tipo de compartimento que cada vez es más difícil de alquilar como oficinas”, explica el presidente del Colegio de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), Josep Maria Esteve. “Aún con todo, es necesario que un arquitecto tramite la cédula de habitabilidad para poder usar ese espacio como vivienda”, recuerda Esteve. La cédula de habitabilidad es un documento que acredita que un espacio cumple con los requisitos mínimos para ser habitable (agua potable, luz, gas. cocina, baño, etc), tiene una duración de 15 años y su precio oscila entre los 80 y los 150 euros. Una vez el arquitecto ha hecho la inspección del espacio y ha redactado el documento, la Generalitat debe emitir la cédula, un trámite que suele durar entre uno y seis meses aproximadamente.

“Sin ir más lejos, hace un par de días un inversor me dijo que quería poner en alquiler dos altillos que había reconvertido en viviendas”, explica Jordi Piqué, de Finques Farré. “Sí que es verdad que en Lleida han aumentado las ofertas para este tipo de viviendas, sobre todo entre estudiantes y gente joven”, explica Piqué. “La principal ventaja de alquilar un altillo es que, aproximadamente, es un 40% más barato que un piso, pero como punto negativo está que quizás no dispone de todas las comodidades de una vivienda convencional. Aún así, es una práctica que está empezando a implantarse con buenos resultados”, concluye Piqué.

Una alternativa surgida por el auge del mercado de los pisos Alquilar altillos y locales habilitados como pisos e incluso habitaciones son algunas de las alternativas a las que recurren tanto arrendadores como arrendatarios debido a la escasez de viviendas de alquiler disponibles y asequibles en la ciudad. El año pasado hubo un total de 2.716 alquileres en la capital, una cifra que cuadruplica los 860 alquileres registrados en 2007. Esta escasez se debe a que cada vez se buscan contratos de arrendamiento más largos y es un tipo de alojamiento que interesa más a la gente ahora que hace diez años, en los que la mayoría compraba una vivienda. Eso también ha afectado a su precio. El alquiler medio de un piso en la comarca del Segrià se situó en 401,82 euros al mes en 2017, provocando que en apenas tres años haya aumentado 32 euros de media, ya que en 2014 estaba en 369,77. Aún con todo, Lleida no es de las ciudades donde el alquiler es más caro, pero sí está cada vez más solicitado.

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