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Uno de cada 4 futuros maestros suspende lengua por faltas

O por redactar o expresarse mal, según la UdL || La Universitat imparte cursos para aprender a escribir mejor

Ona Domènech, profesora de Estudios de Artes y Humanidades.

Ona Domènech, profesora de Estudios de Artes y Humanidades.MAGDALENA ALTISENT

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Uno de cada cuatro alumnos de primero de los grados de Educación Infantil y Educación Primaria de la Universitat de Lleida suspenden la asignatura de lengua catalana por faltas de ortografía o por escribir mal. Maria Pau Cornadó, profesora de “Técnicas de expresión y comunicación en lengua catalana”, cifra en un 25%-30% el índice de futuros maestros que no superan las pruebas de ortografía, sintaxis y expresión oral y escrita que incluye en esta materia. En 2015 el porcentaje fue del 35% y de este curso aún no hay datos. No obstante, Cornadó intuye que podrían ir mejor, debido a que las Pruebas de Aptitud Personal (PAP) que los alumnos deben superar, además de la selectividad, para entrar en Educación ya eliminan a los que hacen más faltas o no saben redactar bien. Y lo afirma con conocimiento de causa porque también es correctora de las PAP y ha constatado que hay alumnos que llegan a suspenderlas, pese a que por cada falta se resta solo 0,1 puntos de un total de 100. Respecto a las pruebas en los grados de Educación, asegura que mantienen la misma exigencia desde hace años. Los alumnos deben pasar un ejercicio de expresión oral, identificar y corregir al menos 32 faltas en un texto en el que hay 40 y construir un texto con 8 faltas como máximo (de léxico, sintaxis, ortografía, signos de puntuación…) “En la de 40 faltas, entre un 40% y un 60% suspenden, pero hay una recuperación y cada vez se aplican más a partir de ese momento y a final de curso aprueban un 70%”, detalla, pero alerta de que “cuando llegan a los 18 años redactando mal, construyendo las frases de manera incorrecta, no sabiendo usar los signos de puntuación y con una expresión oral deficiente, cuesta mucho mejorar. El aprendizaje se ha hecho mal y les recomendamos leer mucho”.

Por su parte, Maribel Serrano imparte la asignatura “Recursos expresivos escritos en castellano” a los alumnos del grado de Filología Hispánica y de la doble titulación de esta carrera y Lenguas Aplicadas y Traducción. Los objetivos son conocer los diferentes tipos de textos, ser capaz de planificar y escribir textos adecuados desde el punto de vista normativo y en función de sus diferentes tipos y reconocer los errores más frecuentes. “A la hora de escribir un texto, es fundamental saber a quién va dirigido, por qué y con qué finalidad”, subraya esta profesora asociada de la UdL y también docente de lengua castellana en el instituto Manuel de Montsuar. Insiste en que faltan titulados en Filología, que son los expertos en lengua. “A muchos les parece que para alcanzar una buena ortografía basta con el corrector, pero no hay ninguna máquina que ayude a mejorar el nivel de la escritura, se necesitan profesionales para saber cómo hay que estructurar el texto”, enfatiza. Opina que el nivel de la ortografía entre los estudiantes ha ido a menos y considera que una de las razones es que a nivel social no se da importancia a la expresión escrita ni al trabajo de velar por la lengua.

Ona Domènech, profesora de la UOC ¿Escribir con faltas en las redes afecta al nivel de ortografía? Estudios incipientes en muchos países de habla inglesa, pero también en Canadá, Francia y el Estado español, que analizan los estudiantes que utilizan más el móvil, comprueban los whatsapp con más errores ortográficos o simplemente les hacen pruebas de lengua constatan que no hay una correlación directa entre quien usa más el móvil o escribe con abreviaturas con un nivel de lengua más malo ¿Cómo explican las faltas? El lenguaje que usan los jóvenes en las redes y la mensajería instantánea es coloquial. Saben que cuando escriben en el móvil es como si hablaran con un amigo y priorizan la rapidez y escribir sin tocar muchas teclas. En cambio, cuando escriben en situaciones formales cambian el registro. No es que se escriba peor en el móvil, es que se usa otra variedad del lenguaje escrito. Muchos docentes dicen que no. Esos son los aspectos donde hay que poner atención desde el punto de vista de la docencia. El profesor si recibe un correo de un alumno sobre un trabajo con un tono coloquial debería decirle que eso no es adecuado o trabajar en clase cómo escribirían un mensaje dirigido a un profesor. La escuela ha de enseñar que los textos han de ser adecuados a los contextos nuevos. ¿La idea es provechar la tecnología para enseñarles a escribir, en lugar de criminalizarla? Exacto. Los que se dedican a la investigación sobre el aprendizaje de lenguas reivindican no culpar a las tecnologías si no ir a la raíz del problema, que venía de antes. La sociedad evoluciona y la lengua con ella. Usemos esas tecnologías en clase para trabajar la redacción. La ortografía te la aprendes o la consultas o pasas el corrector. Lo importante es hacer un texto comprensible, saberse expresar, adecuar el lenguaje a cada situación, saber estructurar bien las ideas... Y en lugar de que redacten un texto ‘normal’, se les puede motivar diciendo que hagan un blog.

Ona Domènech, profesora de Estudios de Artes y Humanidades.

Ona Domènech, profesora de Estudios de Artes y Humanidades.MAGDALENA ALTISENT

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