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ELECCIONES

El 'procés' y el urbanismo marcan el último debate de la campaña en Lleida

Los candidatos muestran sus cartas ante futuros pactos en una Paeria polarizada

Fèlix Larrosa, Toni Postius, Ángeles Ribes, Miquel Pueyo, Rosa Peñafiel, Xavi Palau y Sergi Talamonte posan junto al moderador del debate, Santi Roig.

Fèlix Larrosa, Toni Postius, Ángeles Ribes, Miquel Pueyo, Rosa Peñafiel, Xavi Palau y Sergi Talamonte posan junto al moderador del debate, Santi Roig.ITMAR FABREGAT

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Las heridas del 1 de octubre de 2017 aún están abiertas. Así se desprende del debate electoral del Grup SEGRE que, un año más, cerró la campaña en Lleida. Se habló más de procés que del POUM o Torre Salses, por citar dos de los temas que han levantado más polvareda esta legislatura. Los siete cabezas de lista de las formaciones que, actualmente, tienen representación en la Paeria se subieron ayer al escenario de la Llotja y, moderados por Santi Roig, de Lleida Televisió, dibujaron un ayuntamiento muy polarizado en el que JxCat, ERC, la CUP y el Comú aseguraron que no llegarán a ningún pacto con quienes apoyaron el 155 y apostaron por el cambio en la alcaldía, mientras que en el bloque constitucionalista, el PSC reivindica su legado y busca la hegemonía y Ciudadanos y PP dijeron que no pactarían con los separatistas. Fue el arranque del debate y todos sacaron la artillería pesada ante un resultado más abierto e incierto que otros años por el gran número de indecisos (más del 36%). El candidato del PSC, Fèlix Larrosa, se desmarcó de esta política de bloques asegurando que su proyecto “es Lleida” y su patria, “las personas”. También negó que este mandato la Paeria hubiera modificado el reglamento de usos de la lengua, como se le recriminó. Toni Postius, al frente de JxCat, aseguró que el 1-O “fue un punto de inflexión” y que hubo “un antes y un después de que nos pegaran y no recibiéramos el apoyo de nuestro ayuntamiento, que abdicó” y recordó que “el Museu de Lleida fue expoliado gracias al 155”. Fue el momento del golpe de efecto de la candidata de Ciudadanos, que sacó de la nada una piedra de grandes dimensiones que había sido arrojada contra la sede de su partido. “Lo único que ha traído el procés ha sido conflicto y frustración: nos han atacado 14 veces”. Miquel Pueyo, cabeza de lista de Esquerra, hizo referencia a la actualidad: “después de la recusación deberemos añadir a la expresión ‘una persona, un voto’ la coletilla siempre que no sea catalán el votante”. La líder de la Crida-CUP, Rosa Peñafiel, coincidió con Postius en que el 1-O había sido “un punto de inflexión” en el que Lleida “se quedó sin alcalde”. Por su parte, Xavi Palau, del PP, remarcó que su tierra “es Lleida” y que “paer significa hombre de paz”, por lo que era partidario de no dejar que el futuro de Lleida “se dirija desde Barcelona o desde Waterloo”. Para Sergi Talamonte, del Comú, esta formación “municipalista” debería ser un reflejo de lo que puede ser una Paeria plural. “En el Comú hay independentistas convencidos y gente cansada de que el procés sea una excusa para todo. Pero hablamos y nos entendemos”.

Tampoco hubo acuerdo entre los siete candidatos en cuanto al modelo de ciudad. Para Postius, el actual “no da más de sí” y puso como ejemplos de este “agotamiento” que se repitan temas en campaña como el Pla de l’Estació, Les Basses o el Centre Històric. “Larrosa promete lo mismo que prometía Ros hace 4 años”. El candidato del PSC aseguró que está al frente de “un ayuntamiento solvente” y que tomó la decisión “valiente” de crear una oficina para atraer inversiones desde GlobaLleida. Ribes, por su parte, defendió que Torre Salses y el Pla de l’Estació son necesarios y compatibles, pero que “la gran apuesta ha de ser el Parque Científico de Gardeny”. Pueyo pidió más protagonismo para la universidad. Peñafiel, por su parte, reivindicó el papel de los barrios y de l’Horta, además de reiterar su rechazo a Torre Salses. Mientras, Palau denunció que se vayan a construir 461 pisos en los Camps d’Elisis, un “pulmón” que pidió proteger, al igual que l’Horta y reclamó “parkings disuasorios”. Larrosa, negó tajantemente que los Camps Elisis vayan a perder superficie verde y proyectó una Lleida “capital de un territorio” que ha de trabajar las cercanías. Talamonte le espetó que “una decisión valiente es decir ‘no’ a una empresa que trabaja en paraísos fiscales”. Mientras, Pueyo denunció que la deuda de Lleida “triplica la media catalana”, lo que corroboró Palau, quien recordó que cada leridano nace “con 1.100 euros de deuda bajo el brazo”. Ribes, que asumía como propio el gobierno actual de la Paeria, recordó que “Lleida no tiene el turismo de Girona ni las empresas de Tarragona”, por lo que no se recauda tanto y el IBI tiene que ser más caro. Talamonte consideró que si el IBI “se normalizara” los leridanos “ganarían entre 3 y 4 millones de euros”.

Uno de los pocos temas en los que estuvieron de acuerdo es en la necesidad de crear más zonas verdes

El IBI enfrentó a los distintos candidatos. Unos sostienen que es necesario. Para otros, abusivo

Hubo consenso entre los grupos sobre la necesidad de ampliar la plantilla de la Guardia Urbana

La percepción de la seguridad ciudadana encendió el debate. Xavi Palau, del PP, fue quien más énfasis puso en la necesidad de poner orden en las calles, con tolerancia cero con la okupación, “hacer pagar a los vándalos los desperfectos”, mejorar la iluminación y aumentar la plantilla de la Guardia Urbana. En este último aspecto, encontró el apoyo de sus rivales, que coincidieron en que faltan agentes. Eso sí, Larrosa recordó que las competencias en materia de seguridad ciudadana “son de los Mossos d’Esquadra”. Pueyo, por su parte, apeló a su etapa al frente de la delegación del Govern para denunciar que de los 10 planes de emergencia de Catalunya, en Lleida hay “tres caducados” y “siete inexistentes”. Mientras, Postius, lamentó que los vecinos de l’Horta se sientan inseguros y pidió “videovigilancia” porque “se ha demostrado efectiva”, al contrario que los agentes cívicos, al parecer de Ángeles Ribes, quien reivindicó “cámaras personales” para los agentes de la Urbana “por su bien y el de los vecinos”.

Rosa Peñafiel dijo que “tendríamos que estar siempre en campaña” para que el carril bici fuera una realidad. Pueyo recordó que es “cuestión de supervivencia” reducir las emisiones de CO2. Palau pidió “menos zona azul y más parkings disuasorios”, así como más frecuencia de buses al tanatorio y una línea nocturna al centro. Larrosa se sumó a lo que denominó “revolución verde” y recordó que se han hecho bosques urbanos y se ha renovado la flota de autobuses con modelos híbridos. Postius, lamentó que los buses den mal servicio los fines de semana y tanto Talamonte como el líder de JxCat reivindicaron una “brigada de mantenimiento”.

En materia de Cultura, Larrosa sacó pecho con la candidatura de la Seu Vella como Patrimonio de la Humanidad. Postius pidió “un cambio de mentalidad atrevido” en el que las instituciones estén “al lado de los creadores, las entidades y los emprendedores”. Ribes lamentó que el Magical “esté infrautilizado” y Pueyo reivindicó la herencia de Jaume Magre, así como hacer cosas sencillas pero importantes como “reponer la lanza de Indíbil y Mandoni”. Peñafiel, mientras, pidió recuperar la gestión de la Llotja, y reivindicó “el espíritu de los 90”. Mañana se escribirá el capítulo final de esta historia.

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