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«No constaban antecedentes a pesar de sus crímenes»

«No constaban antecedentes a pesar de sus crímenes»

«No constaban antecedentes a pesar de sus crímenes»AMADO FORROLLA

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¿Recuerda cómo fue la detención de Chamba?

Era el día 1 de diciembre. Le estábamos controlando en el parking y recibimos la autorización para arrestarlo. Fuimos hacía él y le dije que estaba detenido. Se mostró completamente tranquilo.

Días antes había declarado en las dependencias policiales. ¿En aquel momento ya era el principal sospechoso?

Fue un caso complejo. Llegamos a entrevistarnos con unas ciento cincuenta personas y a tomar declaración y coger las huellas a unas ochenta, entre ellas todos los empleados del complejo de la Illa de l’Oci.

Lo que causó más consternación en este caso fue que un asesino en serie de este calibre hubiera podido regularizar su situación en la subdelegación del gobierno en Lleida a pesar de su horroroso historial delictivo en su país. ¿Cómo es posible que no le constaran sus ocho asesinatos anteriores?

Ni nosotros ni los otros cuerpos de seguridad tenían constancia de sus antecedentes. Tenía el certificado de penales limpio a pesar de haber sido condenado y cumplido ocho años de prisión en Ecuador.

Antes de asesinar a Isabel ya lo había intentado otras dos veces en Lleida.

Una de ellas solo 24 horas antes con otra joven. Vino a comisaría y nos explicó lo que le había sucedido. Iba sola, aparcó el coche y habló con Chamba. Al regresar, el vigilante había manipulado el coche y cerrado la puerta de salida. Por fortuna regresó acompañada de un chico. Tenemos claro que habría hecho lo mismo que hizo con Isabel. Era su modus operandi. Y tuvo un episodio con una prostituta por el que fue condenado. Explicó que, cuando Chamba se desnudó, llevaba un cordón atado a la cintura. Era para ahogarla.

¿Cree que lo volvería a hacer si saliera de la cárcel?

No es que lo crea yo, es que se ha demostrado. Lo hizo en su país al menos hasta ocho veces y lo volvió a hacer aquí, donde lo consumó con Isabel y lo intentó con otras dos víctimas. Es un depredador sexual.

¿Fue un caso complejo?

Sí, y además tenía elementos que instaban a resolverlo cuanto antes mejor, especialmente por la víctima. Una joven normal, universitaria y sin problemas. Generó una gran alarma social. Recuerdo esos días con un exceso de horas y con un compromiso brutal por parte de todos los agentes. El éxito de la investigación fue fruto de todo eso.

¿Y a nivel personal?

Fue agridulce porque, por un lado, logramos resolver el caso y eliminamos un problema de la sociedad, pero, por otro, te quedas con el dolor de la familia, que es una condena mucho peor que la que impuso la sentencia a Chamba.

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