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URBANISMO BARRIOS

Un desplome evidencia el mal estado de las casas viejas de los barrios del Secà y Magraners

La Paeria derribó la vivienda afectada y otras dos contiguas en el primer barrio

Un instante de la demolición de los números 30, 32 y 34 de la calle Oliver, en el barrio del Secà, ayer al mediodía.

Un instante de la demolición de los números 30, 32 y 34 de la calle Oliver, en el barrio del Secà, ayer al mediodía.AMADO FORROLLA

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El hundimiento parcial de una vivienda de la calle Oliver, en el barrio del Secà de Lleida, y su posterior derribo junto con otras dos casas contiguas por parte del ayuntamiento evidenció ayer el deterioro de numerosos inmuebles de este barrio que fueron construidos en los años 50. Esta situación también afecta al barrio de Magraners.

El hundimiento parcial de una vivienda de la calle Oliver, en el barrio del Secà de Lleida, obligó ayer al ayuntamiento a derribar esta y otras dos casas contiguas debido a su mal estado, que se agravó debido a las lluvias de las últimas semanas. Se trata de los números 30, 32 y 34, un grupo de casas construidas en los años 50 por los primeros vecinos que llegaron al barrio. Dos de las tres viviendas estaban deshabitadas y eran utilizadas ocasionalmente como almacén, mientras que en el número 32 vivían tres personas, que según los vecinos eran okupas, mientras otras fuentes no descartaban que tuvieran algún tipo de acuerdo con la propiedad, que fueron atendidas por los servicios sociales y se les buscará un piso de emergencia.

El hundimiento del tejado del número 30 de la calle Oliver, edificio hecho de adobe, una masa de barro propia de las primeras construcciones de los años 40 y 50 en los barrios del Secà y Magraners, tuvo lugar a primera hora de la mañana, mientras que el derribo de los tres inmuebles se llevó a cabo durante el mediodía. Según explicó el teniente de alcalde de Urbanismo, Toni Postius, “se ha procedido a su derribo después de comprobar su mal estado estructural y que el hundimiento parcial de una de las viviendas hubiera afectado de forma significativa a las otras contiguas”. En cuanto a las causas del derrumbe, Postius dijo que, además del mal estado en que se encontraba, “las lluvias y el viento de los últimos días provocaron un deterioro mayor del edificio”.

Tres personas que vivían en una casa contigua a la que sufrió el derrumbe fueron desalojadas

Por su parte, el presidente de la asociación de vecinos del Secà, José Carreiro, recordó que “en el barrio hay al menos una veintena de viviendas de este tipo que fueron construidas en los años 50 con materiales de poca calidad, que están tapiadas, deshabitadas o abandonadas y que pueden seguir los pasos de estas tres que hoy se han derribado si no se actúa pronto”. Añadió que en calles como Mossèn Solé o Sant Pasqual Bailón hay algunas de estas edificiaciones hechas con adobe y que deberían ser inspeccionadas por los técnicos municipales. Por ello, la asociación de vecinos entregará al consistorio la relación de todas las viviendas antiguas del barrio para que las inspeccione y, si fuera necesario, proceder a su derribo o rehabilitarlas para darles otros usos.

El Secà y Magraners fueron dos barrios que a finales de los años 40 y durante las décadas de los 50 y 60 acogieron a población inmigrante procedente mayoritariamente del sur de España que se construyó sus propias viviendas. En este sentido, el presidente de la asociación de vecinos de Magraners, Juan Gallardo, explicó ayer que “en la parte antigua del barrio, junto al actual bosque urbano, se edificaron bastantes casas de una única planta hechas con adobe, pero ahora están vacías porque los descendientes no han querido continuar viviendo allí”. De hecho, dijo que están tapiadas. “Estas viviendas están en tan mal estado que ni los okupas, que han llegado a entrar en algunas, han querido instalarse”, afirmó, y dijo que “si estas casas tienen un buen mantenimiento no tiene por qué ocurrir nada, pero como no es así existe el peligro de que si llueve mucho podrían hundirse los tejados”.

Un instante de la demolición de los números 30, 32 y 34 de la calle Oliver, en el barrio del Secà, ayer al mediodía.

Un instante de la demolición de los números 30, 32 y 34 de la calle Oliver, en el barrio del Secà, ayer al mediodía.AMADO FORROLLA

Un instante de la demolición de los números 30, 32 y 34 de la calle Oliver, en el barrio del Secà, ayer al mediodía.

Un instante de la demolición de los números 30, 32 y 34 de la calle Oliver, en el barrio del Secà, ayer al mediodía.AMADO FORROLLA

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