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Ramon Mur, presidente del colegio de médicos de Lleida: «Los temporeros son víctimas y vectores de la pandemia»

RAMON MUR | presidente del colegio de médicos de Lleida

«Los temporeros son víctimas y vectores de la pandemia»

«Los temporeros son víctimas y vectores de la pandemia»COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS DE LLEIDA

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¿Qué cree que ha fallado en Lleida para que seamos los primeros en tener nuevos brotes?

La situación en Lleida es muy preocupante, si bien hace unas semanas parecía controlada y que el escenario actual era poco probable. Se han unido cuatro factores para que sucediese todo lo contrario. Tenemos un potente sector agroalimentario, las industrias cárnicas y hortofrutícolas. El desarrollo de esta industria requiere un entorno de trabajo propicio para la propagación del virus, como las bajas temperaturas, la humedad o que son lugares cerrados donde cuesta mantener la distancia de seguridad. Aún con esto, son focos sobre los que se ha intentado realizar un especial seguimiento.

¿Ha faltado planificación sanitaria y prevención con los temporeros y el sector de la fruta?

La industria frutícola ha tenido un efecto llamada sobre colectivos vulnerables y en situación de exclusión social, que a consecuencia de la crisis por la pandemia habían empeorado sus ya deterioradas condiciones. Se produjeron movimientos poblacionales desde finales de abril, en pleno estado de alarma, lo que evidencia falta de coordinación entre las diferentes administraciones. Este colectivo no ha sido asistido en origen y ha acabado convirtiéndose en víctima y vector de la pandemia. En cuanto a la inmigración regulada con contratos, ayuntamientos y patronal han hecho un gran esfuerzo para darles una acogida digna y respetar las medidas de prevención en su actividad laboral. Aún así, ha faltado un mayor soporte por parte de otras administraciones. La carencia de mediadores para superar barreras culturales y explicarles el riesgo de contagio ha sido otro factor. La escasez de alojamientos adecuados, especialmente en entornos urbanos, han condicionado hacinamiento, lo que ha hecho imposible los rastreos y cuarentenas disparando la diseminación del virus. Por último, una Atención Primaria infradotada y absolutamente burocratizada junto con la falta de rastreadores y personal en los servicios de vigilancia epidemiológica han hecho el resto. El virus aprovechará cualquier oportunidad para proliferar en otros puntos, y por eso hace semanas no eran pocos los que alertaban que Lleida podía ser solo la punta del iceberg.

¿Era necesario decretar un nuevo confinamiento?

La necesidad de realizar un confinamiento, aún siendo una decisión política, debería aplicarse, con base científica epidemiológia. Una vez existe transmisión comunitaria del virus, el confinamiento es una medida eficaz para frenar la escalada, como ya quedó demostrado en el estado de alarma. Lo que ha quedado patente es que antes de llegar a este confinamiento se deberían haber trabajado otras acciones que habrían podido evitar llegar a esta situación y que pasaban por un abordaje del factor social y económico, que en definitiva en nuestro territorio han sido el origen del problema.

¿La desescalada fue muy rápida o la población se ha relajado?

La población, en general, ha tenido un comportamiento ejemplar en los momentos más duros de la pandemia. El “queda’t a casa” funcionó y gracias a él se pudo frenar la curva. Sí es posible que en las últimas semanas haya habido una excesiva relajación. Quizás haya faltado explicar la realidad de una manera más cruda y veraz, con mensajes claros e inequívocos. Recordemos el devenir del uso de la mascarilla, que pasó de no ser necesaria a ser obligatoria.

Es importante ser perseverantes y mantener las medidas fundamentales de prevención como la distancia social, el lavado de manos y el uso de mascarilla, ya que el virus nos está demostrando que tiene la misma virulencia que hace unos meses y aunque ahora sabemos tratarlo mejor, si llega a tener contacto con población de riesgo acabaremos repitiendo las situaciones vividas.

¿El Arnau y la Atención Primaria en Lleida están preparados para este repunte y el del otoño?

En el ámbito hospitalario la situación es de equilibrio con tensión, las altas están compensadas con las bajas aunque se está elevando la media de edad de los pacientes y ello puede incidir en el porcentaje de graves. Nos consta que se han hecho importantes planes de contingencia por si fueran necesarios. La situación de la Atención Primaria es más complicada. Para intentar frenar la transmisión comunitaria se deben identificar los posibles casos, hacer PCR, se debe estudiar y hacer el seguimiento de los contactos, que son un número muy elevado de casos y hacer el seguimiento de las medidas de aislamiento. Eso supone una gran carga de trabajo, pero además también nos encontramos ahora con personas que, después de 3 o 4 meses de espera, demandan atención y hacer el seguimiento de sus patologías, que ya no pueden demorarse más y obviamente, eso significa prestar atención a todo lo que no se ha podido hacer en este periodo. Falta personal y ha habido que reorganizar vacaciones de profesionales cansados de tanto tiempo de lucha contra el Covid. Ahora, agotados, tenemos que hacerlo todo. Todas las nuevas medidas de apoyo se han realizado sin dotar de recursos humanos: Hotel Salut, CUAP 24 horas, soporte diagnóstico por ecografía… Venimos de una situación de estrés y cansancio acumulado y nos encontramos ante unos requerimientos de atención en aumento, y la verdad, no vemos el fin. No sabemos qué va a pasar en los próximos meses. Si el sistema ha aguantado y sigue aguantando es gracias a la vocación y entrega de sus profesionales, pero este no puede ser el único baluarte de nuestra sanidad pública.

¿Cómo considera que ha funcionado el sistema de rastreo de contactos de los casos positivos?

El rastreo de contactos bien realizado es realmente muy eficaz, pero lamentablemente su implantación en Lleida ha sido testimonial. Han faltado medios, recursos, personal y protocolos claros de actuación. Ahora parece que las autoridades están tomando medidas, pero llegan tarde, muy tarde.

¿Las operaciones y pruebas aplazadas por la pandemia pueden agravar a los enfermos de otras patologías o provocar un deterioro de la salud de la población en general, que ahora no va al médico?

Sí, es evidente. En medicina el éxito de muchas intervenciones está directamente relacionado con la instauración precoz de las medidas terapéuticas. Por otra parte, en esta situación no tenemos otro remedio que abusar del teletrabajo y esta cuestión a los profesionales sanitarios nos genera angustia e incertidumbre, puesto que no siempre tenemos total seguridad de realizar nuestra labor con plenas garantías y la calidad asistencial que el paciente merece.

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