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Expertos constatan deterioro cognitivo y físico en ancianos por el confinamiento

Dicen que hay que abrir las residencias y visitar a enfermos crónicos en casa

Imagen de una visita esta semana en la residencia El Carme de Tàrrega.

Imagen de una visita esta semana en la residencia El Carme de Tàrrega.RESIDENCIA EL CARMEDE TÀRREGA

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Expertos alertan de que la crisis sanitaria del coronavirus ha tenido secuelas sobre la salud física y mental de las personas mayores que no han podido salir a la calle ni recibir visitas en las residencias o bien han tenido que quedarse en su casa debido al confinamiento. También han aumentado los casos de ansiedad y de depresión.

La pandemia de la Covid se ha cobrado muchas vidas de personas de edad avanzada, pero el confinamiento y las restricciones que ha comportado también han tenido grandes secuelas sobre la salud física y mental de los ancianos que no han podido salir ni recibir visitas en las residencias o que han tenido que quedarse en casa. Por eso es indispensable aplicar fórmulas que permitan las visitas de los familiares en los geriátricos y hacer un seguimiento a domicilio de las personas mayores con patologías crónicas.

Así lo asegura Marcos Serrano, director del área de Geriatría y Atención Sociosanitaria del hospital Santa Maria, que depende de Gestió de Serveis Sanitaris (GSS). Aunque no hay estudios sobre esta cuestión, destaca que “a nivel de las residencias, y lo digo de primera mano porque varios compañeros y yo mismo trabajamos en la de Balàfia 2 [gestionada por GSS], hemos visto que el confinamiento ha tenido consecuencias brutales en la situación cognitiva, anímica y social” de los usuarios al no poder recibir visita. Serrano señala que las videollamadas no han servido para suplir esta falta de contacto y que “personas que tenían cierto deterioro cognitivo han empeorado muy significativamente”. Además, han aumentado notablemente los casos de ansiedad y depresión. Añade que “ahora que empezamos a tener visitas ha sido espectacular ver cómo responden los ancianos, que comen más, están más tranquilos y más alegres; la verdad es que el impacto del confinamiento en su salud ha sido tremendo”.

Y por lo que respecta a los mayores que viven en sus casas, explica que el encierro “ha provocado que a nivel funcional hayan perdido muchísimo”. “Personas que eran independientes para salir ahora lo hacen con miedo”, indica, y subraya que “hemos visto un incremento significativo de las caídas y también más trombosis venosas por la pérdida de movilidad”. Serrano agrega que esta “falta de estímulo” también ha deteriorado el estado de personas que sufrían patologías crónicas como el Parkinson o que habían sufrido pequeños ictus y cuya situación estaba más o menos estabilizada. Esto ha originado que los pacientes que ingresan en la unidad de Geriatría del hospital necesiten también rehabilitación. “Ingresan por insufiencia respiratoria o cardíaca y necesitan fisioterapia y un programa de rehabilitación funcional”, señala.

¿Y qué hay que hacer a partir de ahora? Serrano lo tiene claro. Ve lógico que en la primera oleada de la Covid los esfuerzos sanitarios se centraran en esta pandemia, pero cree que ahora hay que actuar con un programa general pensado no solo para afrontar este virus, sino teniendo en cuenta las consecuencias que sufren las personas que no lo padecen. Para las residencias, insiste en que las medidas de aislamiento no pueden mantenerse y que “hay que hacer algo para facilitar que vengan los familiares”. “Pueden estar hablando con el anciano a 4 o 5 metros o al otro lado de una mesa. Que vayan cada día a hablar con él es suficiente”, dice. Pone como ejemplo que en Balàfia 2 ya lo están haciendo y también facilitan que los usuarios vean a sus hijos o a sus nietos a través de la valla exterior. “Los bajamos al jardín y verlos y hablar con ellos ya es un estímulo suficiente”, indica. Es más, no cree que haya ningún problema en que los ancianos y sus familiares se toquen o salgan a pasear si se toman las medidas de seguridad pertinentes, como por ejemplo que los dos se laven bien las manos después de tocarse o bien llevar mascarilla (o incluso pantalla facial el familiar) y mantener la distancia si salen a tomar un café en una terraza, por ejemplo.

Para los que siguen viviendo en sus casas, considera ineludible reanudar las visitas a domicilio. “La telemedicina está muy bien, pero este tipo de pacientes necesita atención directa, hay que ir a los domicilios antes de que haya una caída, una descompensación aguda o un cuadro de trombosis o desnutrición”, concluye.

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