Declara un policía por la agresión a un votante el 1-O en la Mariola

El juzgado de Instrucción 4 de Lleida acogió ayer la declaración de un subinspector de la Policía Nacional acusado de agredir a Enric Sirvent, que sufrió un ataque al corazón durante las cargas policiales por el 1-O en el colegio electoral de la Mariola. El investigado, que era subsinspector del grupo de intervención en el operativo y que se desplazó desde Sevilla para declarar, solo quiso responder a las preguntas del juez, ya que ni Fiscalía ni la Abogacía del Estado, que defiende al agente, formularon ninguna pregunta, según señaló la abogada de la familia Sirvent, Anna Llauradó. Según la letrada, el policía negó haber causado ninguna lesión a los votantes. Se reconoció en los fotogramas que se le mostraron, por lo que admitió estar en el colegio electoral, pero negó haber agredido a Sirvent. También señaló que no se dio cuenta de que la víctima estuviera en el suelo y necesitara atención médica. Según Llauradó, el investigado se reconoció en una imagen previa a la patada que recibió Sirvent, pero no se le mostró el vídeo completo al no poder intervenir la acusación.

La abogada lamentó la “lentitud” del proceso judicial ya que, después de tres años, “todavía estamos en el inicio de la instrucción”, así como la posición de la Fiscalía y la Abogacía del Estado que, dijo, “en ocasiones han actuado para impedir la investigación”. Sin embargo, señaló que seguirán luchando, ya que “hay pruebas suficientes” que demuestran que “los seis agentes participaron en los hechos denunciados”.

De hecho, se prevé que en noviembre declaren otros cinco agentes por estos mismos hechos, después de que la Audiencia de Lleida dictara dos autos en los que ordena al titular de Instrucción 4 que los cite como imputados. El tribunal desestimó los recursos de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado. La familia acusa a los agentes de los delitos de lesiones y de omisión del deber del socorro. Sirvent, que falleció el pasado abril a causa del coronavirus, sufrió un ataque al corazón el 1-O frente al colegio electoral, el Centre de Formació d’Adults Joan Carles I de la capital del Segrià. Mientras era reanimado in situ con un desfibrilador, las cargas policiales no cesaron a su alrededor.