“¡Ya no sabíamos qué hacer!”

“¡Qué alivio! Ya no sabíamos qué más hacer, estábamos hartas de solo andar, dar vueltas en bus y tomar café”. La reflexión de María José, una jubilada de Cappont, es una muestra de lo que sintieron ayer los jubilados de la ciudad con la reapertura de tres llars para la tercera edad. Estas son las de Santa Teresina, Santa Cecília de Cappont y la de la Mariola, que tras casi dos años cerradas volvieron a ofrecer actividades para que los jubilados puedan socializar y pasar el rato.

La Paeria solo tiene previsto abrir estas llars y las de Pardinyes, Secà y La Bordeta en las próximas semanas, ya que ha puesto en marcha un plan piloto para privatizar su gestión a través de dinamizadores que se encargarán de las actividades y de que las llars sean espacios seguros. La reapertura de los centros se notó y un ejemplo de ello fue que en el de Santa Teresina volvieron las partidas de petanca y las clases de baile. Por su parte, en Cappont jubilados del barrio y de otros puntos de la ciudad hacían cola para apuntarse a taichí, gimnasia o conocer qué actividades ofrecían.

Por otro lado, en la de la Mariola abrieron con normalidad, pero no se pudo hacer la actividad prevista para ayer y se pospuso a hoy. Una de las dinamizadoras de las llars es Gemma Bellón, que ayer estaba en Santa Cecília explicando las actividades que ofrecían. “Lo que más nos preguntan es si podrán volver a jugar a las cartas o al ajedrez, pero de momento no podemos abrir el bar y las mesas por la Covid”, lamentó.

No obstante, reconoció haberle sorprendido que “haya venido gente de otros barrios a pedir información de las actividades porque sus llars todavía no han abierto”. Bellón también destacó las dificultades que ha tenido la tercera edad para entretenerse y la necesidad de disponer de equipamientos como los centros de día. “La gente está muy motivada y tenía ganas de recuperar el contacto social, lo echaban mucho de menos y básicamente mataban el tiempo caminando y dando vueltas, no podían hacer otra cosa, es por ello que poco a poco querremos ofrecer más actividades además de gimnasia y taichí, pero lo primero es organizarlo todo un poco”, concluyó Bellón.

La alegría de los jubilados ayer era evidente. “Después de lo mal que lo hemos pasado, que reabran las llars nos da esperanza para seguir, son muy necesarias para nosotros”, aseguró María José mientras salía de la llar de Cappont. Otros como Francisco Lara también contaban los días para volver a la llar.

“Se han echado de menos estos espacios, estos meses nos las apañábamos paseando, dando vueltas por la ciudad en el bus y tomando cafés en las terrazas, pero poca cosa más”. Su amigo Josep Font lamentó que “de momento han abierto muy poca cosa, pero lo importante es ir avanzando” y, aunque por el momento descartó apuntarse a gimnasia, aseguró que “prefiero la llar abierta así que como estaba hasta ahora”.