Plagas más controladas

Las quejas por la presencia de ratas y también cucarachas en la vía pública se convirtieron en habituales durante los meses posteriores al confinamiento inicial por la pandemia en la primavera de 2020, llegando a cifras nunca vistas en la ciudad. No obstante, dos años después, la situación ha cambiado y los avisos han menguado. Un hecho que la Paeria atribuye tanto porque los ciudadanos han recuperado plenamente su actividad en la calle como a la labor de sus equipos de prevención y control de plagas, ámbito en el que el consistorio ha invertido 104.000 euros este año, una cifra récord.

Y una muestra de este trabajo es que los avisos de los ciudadanos por cucarachas, ratas, palomas y mosquitos se han reducido a casi un cuarto de las que hubo de media el año pasado. No obstante, el jefe de servicio de servicios urbanos de la Paeria, Jordi Domingo, lanza un aviso relacionado con el cambio climático: “Si las temperaturas siguen subiendo, la aparición de plagas y especies invasoras será más frecuente e inevitable, y los ayuntamientos por desgracia tenemos recursos limitados para hacerles frente”. Sobre qué técnicas utiliza el ayuntamiento para controlar las plagas, Domingo explica que para cucarachas y ratas solo hay un método: veneno en el subsuelo.

“Hacemos revisiones periódicas del alcantarillado y utilizamos una especie de anzuelos químicos que las envenenan, a la vez que se bloquean accesos o entradas y salidas a la superficie”. Domingo destaca que “muchas ratas y cucarachas salen a la superficie cuando ya están envenenadas, motivo por el cual a veces aparecen muertas en la vía pública”. El jefe municipal de servicios urbanos d añade que “durante el confinamiento las ratas campaban a sus anchas por la calle, pero tras un año recuperando el trabajo perdido han vuelto al alcantarillado”.

En cuanto a las palomas, Domingo dice que Lleida es “un lugar perfecto para que proliferen, ya que tenemos inviernos cada vez más cálidos, hay alimento en abundancia y muchos sitios en los que anidar, como tejados o edificios vacíos”. El método más eficaz para evitar un aumento de su población es capturarlas mediante jaulas, de las que la Paeria tiene una treintena, pero Domingo destaca que “las palomas no son las que generan más molestias, sino las tórtolas, muy difíciles de capturar y anidan en los árboles, y también hemos detectado algunas cotorras por l’Horta, lo que es peligroso porque dañan los cultivos”. En cuanto a los mosquitos, tanto el común como el tigre, se reproducen en cualquier lugar que tenga dos dedos de agua estancada y cada ejemplar puede poner entre 50 y 200 larvas.

Su control está en manos de la empresa Arimat SL, cuyos operarios recorren periódicamente estanques, sumideros y zonas húmedas en busca de larvas entre mayo y septiembre. Cuando las detectan mediante una cata, vierten un líquido en el agua que contiene una bacteria totalmente natural que solo ataca y destruye las larvas y es inocua para lo demás. Es la única forma efectiva de controlar su población porque no compensa hacer fumigaciones masivas para matar a los ejemplares adultos.