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Perdonan una deuda de 1.012.000 euros a un camionero de Lleida que avaló préstamos de una empresa con varios socios

Durante 10 años ha sufrido constantes amenazas que le exigían hacer frente a la totalidad y no sólo a su parte

Vista de la sede de los juzgados de Lleida en el edificio del Canyeret.

Vista de la sede de los juzgados de Lleida en el edificio del Canyeret.SEGRE

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El juzgado de primera instancia número 6 (mercantil) de Lleida ha perdonado una deuda de 1.012.000 euros a un camionero de la capital del Segrià, B. I. B., al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad y, por lo tanto, exonerarle del pasivo insatisfecho.

En el año 2008 avaló personalmente préstamos a una sociedad de transportes de la que era socio y ello, tras el impago, provocó que los bancos le exigieran hacer frente a todos los pagos, arrastrándole así una situación de insolvencia total. Bergadà Asociados, despacho que ha llevado el caso, señala que "la familia ha estado al límite y con un sufrimiento constante durante 10 años debido a la elevada cantidad de deuda. Ahora va a poder respirar tranquilos de nuevo y ver el futuro con mayor optimismo". Por su parte, el hombre también expresa que "esta noticia ha supuesto un alivio muy grande para mí y para mi familia".

En cuanto a los hechos, estos se remontan al año 2008. Este leridano era camionero y ya tenía una empresa, pero decidió participar como socio en otra mercantil también dedicada al transporte. Ésta estaba constituida por cuatro socios que ostentaban cada uno el 25%. La sociedad creció y todas las operaciones bancarias y financieras de la misma fueron avaladas personalmente por los socios.

A mediados del 2011 empezaron las irregularidades, ya que por causa de la crisis inmobiliaria y financiera la empresa no pudo cumplir con sus obligaciones. Por su parte, la víctima, pese a ser socio, no se encargaba del tenor económico ni de la administración de la sociedad y le cogieron por sorpresa las reclamaciones judiciales. Tras largas conversaciones con el administrador de la sociedad, en el 2012 tomó la decisión de abandonar la citada empresa de transportes, transmitiendo sus participaciones.

Diez años de sufrimiento

A finales del 2013 le fue notificado el primer embargo desde el juzgado. De hecho, "el embargo se derivaba de las deudas que había contraído la sociedad de la cual era socio, por haber prestado su aval a la misma", explica la abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà. Durante ese periodo intentó negociar con varias entidades, pero se quedó en un intento fallido pues todas le exigían el pago de la totalidad de la deuda "y le resultaba imposible cubrir el importe total del pasivo", añade la letrada. 

"Yo quería pagar mi parte, pero no entendía porque tenía que hacer frente a la totalidad de la deuda", expresa el hombre. De hecho, puntualiza que "en el banco donde había la mayor cantidad de deuda me ofrecieron una reestructuración, pero era totalmente inviable". Esto acabó provocando que su situación de insolvencia fuera cada vez más límite. "No podía tener nada a mi nombre. Han sido 10 años muy complicados. Durante este tiempo he seguido trabajando de camionero, por cuenta ajena, y así hemos tirado adelante a duras penas, porque los embargos no han cesado. Además, durante este periodo de tiempo también hubo amenazas por parte de los bancos”.

En el año 2015 supo de la Ley de la Segunda Oportunidad, coincidiendo con su entrada en vigor, "pero no confiaba en ella por desconocimiento", recuerda. Finalmente, "en febrero de 2022 decidí llamar a Bergadà Asociados y tras un primer contacto, en junio cuando aporté toda la documentación", explica. Además, puntualiza que, "pese a que la letrada me decía que estuviera tranquilo porque mi situación tenía solución, la inquietud era constante, porque han sido tantos años de sufrimiento que yo no lo tenía tan claro".

Finalmente, a mediados de mayo el juez del juzgado de primera instancia número 6 (mercantil) de Lleida dictó el auto en el que le exoneraba de todas las deudas. "Cuando lo supe no me lo podía terminar de creer ni mucho menos asumir, pero por fin mi familia y yo podemos vivir con tranquilidad, sin estar el margen de la sociedad. Saber que hemos podido, además, salvar la vivienda supone un alivio muy grande. Tendremos que ir paso a paso para habituarnos a esta nueva situación", concluye.

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