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El debate sobre libertad de expresión que se celebraba ayer en el Museu de Lleida tuvo un momento emotivo cuando, a mitad del acto, la compañera de Jordi Cuixart, Txell Bonet, recibió una llamada a su móvil y se retiró para atenderla. Luego explicó que era una llamada del presidente de Òmnium desde la cárcel y se disculpó porque no conocía su agenda y aprovechaba la llamada que tenía derecho a hacer a partir de las 6 de la tarde. Comentó que había pensado poner el manos libres para que los 300 asistentes al acto pudieran escucharle, pero desistió porque podía haber represalias contra Cuixart y restringirle aún más las llamadas. La ovación y la solidaridad del público fueron unánimes y poco después también envió un mensaje de audio Carles Puigdemont.

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