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El Aula Magna del IEI acogió ayer la presentación del libro de Jordi Turull Persistim y se quedó pequeña ante la afluencia de público. Tanto que en cuanto se llenó el aforo decidieron cerrar las puertas dejando fuera a muchos cargos del PDeCAT y a profesionales que íban a cubrir el acto. Alguien les advirtió que si cerraban las puertas el aula podía convertirse en una ratonera en la que no había salidas, y entonces el IEI abrió puertas para que se pudiera seguir el acto, aunque fuera de pie. Ya al final, cuando la moderadora planteó a la mesa con Lluís Llach y la esposa de Turull una pregunta sobre alguna posibilidad de diálogo, entre el público salió un clamor: “Diàleg, no” zanjando el debate y la cuestión, porque para algunos la culpa siempre la tiene la prensa. Todavía hay tabúes.

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